《8》

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De la muerte nadie se salva,
de la vida, sólo algunos suertudos.

N A R R A D O R
O M N I S C I E N T E

Argentina comprendía que sólo contaba con segundos para salir de entre toda esa nieve, y mientras luchaba por salir y no desesperarse, pensaba en Alemania ¿cómoda no preocuparse por él? Para su mala suerte, Argentina era alguien tan empática que antes de pensar en su vida, pensaría en la de alguien más.

Mientras ma chica luchaba contra la desesperación y nieve, también trataba de encontrar el cuerpo de Alemania, y con cada movimiento que hacía, rogaba porque Alemania ya este en la superficie, esperándola.

El frío empezó a rodear la, mientras que el aire empezaba a escasear, muy pronto perdería sus fuerzas si no se daba prisa, ella debía salir de allí cuanto antes, su nerviosismo aumentaba, y con ello, la desesperación, lo que la hizo hacer una cosa estúpida, ella empezó a utilizar su calor corporal, concentrandolo en el sol que estaba justo en medio de su rostro, provocando que el mismo empiece a brillar con intensidad, con tanta intensidad que la nieve que antes la rodeaba empezaba a derretirse rápidamente.

Argentina tenía el maravilloso don de crear luz en la incertidumbre, y eso es lo que había demostrado en esa oportunidad, porque Argentina salió de la nieve que la apresaba, y sin saberlo, ni pensarlo, también ayudó a Alemania, quien en la desesperación ni siquiera había atinado a mover los brazos para tratar de salir de aquella trampa mortal.

-¡Alemania!- el grito cargado de preocupación, hizo sobresaltar al alemán.

Alemania veía como Argentina se levantaba de entre la nieve como si nada y corría en su dirección al verlo aún recostado sobre la superficie blanca, al parecer ni siquiera estaba preocupada en revisar su cuerpo en busca de herida, su única preocupación fue Alemania.

-Dios mío ¿estás bien? ¿No tienes nada?- pregunto la argentina agachandose a su lado, apoyando sus manos en los hombros de Alemania.

Su rostro afligido era lo único que necesitaba ver para saber que la preocupación de la chica era genuina, que no fingía en lo más mínimo y que en serio quería saber su estado.

-Mir geht es gut, diese Lawine hat mich überrascht [Estoy bien, esa avalancha me tomo de sorpresa]- ante aquella respuesta la chica albiceleste suspiro con pesar, mientras que dejaba caer su frente en el hombro de Alemania, descargando aquel momento desagradable que ambos tuvieron que pasar- Du bist in Ordnung? [¿Tú estás bien?].

Argentina se tomó su tiempo para contestar, se sentía débil por haber utilizado su calor corporal, algo que no sabía si debía decirle a su compañero, pues no quería preocuparlo en vano , aunque también exista la pequeña posibilidad de que a Alemania le de igual su bienestar siempre y cuando se encuentre en condiciones de seguir avanzando.

-Sí, tenemos que seguir, puede ser que otra avalancha caiga sobre nosotros, sigamos.

Argentina se puso de pie y ayudó a Alemania también a ponerse de pie, por lo que ambos se apresuraron a andar a toda velocidad, con la intensión de alejarse para no tener que atravesar una situación parecida.
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-¡Ya wey!- México reía mientras trataba de alejar a toda costa a Venezuela de su cuerpo, quien esparcía cosquillas por su torso de manera juguetona, sacándole al mexicano una que otra carcajada.

-Mmh, no ¿qué vas a hacer si no quiero parar?

A Venezuela le gustaba tentar su suerte, eso era obvio, pero con México se sentía bastante seguro de si mismo como para pensar en cada consecuencia de sus actos, como siempre venía haciendo.

Niños buenos [#C.H 2] |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora