N A R R A
R U S I ACorría por el bosque, ni siquiera estaba abrigado para estar aquí, ni el consentimiento de Moscú, pero no me intereso, yo la buscaba, por todos lados, mirando a todos lados, sin importar cuántas veces caiga o cuantas tenga que detenerme, no pararía, no hasta encontrarla. Los perros apenas si podían seguirme el paso, no me interesaba, buscarla solo o no era igual, no me detendría, jamás me detendría, ella estaría bien, ella estará bien.
De pronto, fue como si el aire me faltara, mis rodillas fallaban, mi abrigo, que era nada teniendo en cuenta la baja temperatura, parecía muy pesado en mis hombros, los ladridos parecían distantes, todo se hacía distante y sin importancia, todo perdía valor a mi alrededor cuando la vi.
Tan solo alcanzaba a percibir la capucha de mi abrigo, pero era inconfundible.
Mis pies dejaron de estar anclados a la nieve y corrieron en dirección a ello, de manera desenfrenada, como si algo bestial me impidiera detenerme y viera todo borroso.
Mis pies dolían, no importaban, mi respiración apenas si era regular, no importaba, solo importaba aquella capucha, oculta detrás de un pino grueso.Cuando llegue, prácticamente caí de rodillas en frente del mismo, notando un cuerpo, y como la bufanda cubría el rostro, lo quité de forma rápido, haciendo que al ver su rostro, un suspiro se escapó de mis labios, mientras que mis brazos rodeaban el cuerpo helado. Mi flor, mi niña estaba aquí.
Grite pidiendo ayuda, mientras que la cargaba como lo más preciado, y ella lo era, era lo preciado de mi vida.
—¿Rusia?— su voz adormilada, mientras que sus manos se aferraban a mi cuello con flojera cuando la cargue como a un bebé.
—Я здесь, ты в безопасности, мой цветок ты в безопасности {Ya estoy aquí, estas a salvo, mi flor estas a salvo}— le susurre, abrazando la aún más fuerte, como si temiera que en cualquier momento desapareciera.
Corrí a la cabaña, hablandole para que no cierre los ojos, se veía desorientada, estaba helada, pero no parecía padecer hipotermia, sólo somnolencia.
Resiste mi bella flor, estás conmigo, estás a salvo.
El doctor la miraba de hito a hito, mientras que me daba indicaciones al respecto de su salud y algunas observaciones. Yo sólo la observaba, como dormía plácidamente, con su cabello esparcido por la almohada, se veía tan hermosa, tan delicada y tan perfecta, como si no hubiera pasado toda una puta semana en aquel bosque.
Cuando el doctor se fue, me senté en el borde de la cama, viendo su acompasada respiración.
—Sé que estas despierta— le dije, provocando que ella abra sus ojos con una sonrisa inocente adornando su rostro.
Empecé a llorar nada más verla, haciendo que borre su sonrisa y salte a abrazarme, haciendo que la estreche en mis brazos, ella estaba aquí, conmigo.
—No llores, me harás llorar— pidió con la voz quebrada, aferrándose a mí mientras que escuchaba su corazón.
—Прости меня, пожалуйста, прости меня {Perdóname, por favor perdóname}— gimotee contra su hombro, mientras que trataba de aspirar su aroma.
—Shh, estoy aquí, estoy aquí— susurró, a acariciando mi cabello y mi nuca, mientras que se apegaba más a mí.
—Не делай этого снова, не делай этого {No vuelvas a hacerlo, no lo hagas nunca}— pedí.
Ella se separó de mi y me agarró el rostro con ambas manos, acariciandolo mientras que me sonreía.
—Estoy aquí, volví, estoy de vuelta, contigo— Argentina procedió a besar todo mi rostro, cada una de mis facciones fue besada, cada lágrima, hasta llego a besar mis labios en un suave contacto, haciendo a mi corazón estallar, su fragancia y presencia me hacían sentirme a salvo y en casa.
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Niños buenos [#C.H 2] |COMPLETA|
Fiksi PenggemarLa hija del mal. Eso es lo que susurraban a las espaldas de aquella bella e inocente joven, que ninguna culpa tenía de los crímenes que su padre había perpetuado, pero que tendría que pagar por los mismos. Una chica que había nacido con el único p...