Funeral con sabor a cenizas.N A R R A D O R
O M N I S C I E N T EEl cielo estaba despejado, celeste y sin una sola nube sobre su superficie, y a pesar de que el pronóstico había predicho alerta por tormenta, aquel día el cielo se había limpiado dejando que el sol resplandezca con furor.
El silencio los cubría, y resguardados del ferviente sol, provincias e hija se reunían con tal de despedir a alguien que había causado bien y mal en la misma medida, con quien había causado daño y a su vez felicidad.
—¿Quieren decir algunas palabras?— pregunto Neuquén mirando a sus hermanos, pasando sus ojos por último a la chica que era a viva imagen de alguien quien en su momento se enorgullecía de haber llamado padre.
Todos guardaron silencio, la presencia de los muertos los hacía sentirse de ese modo, ninguno se atrevía a respirar más fuerte de lo normal o soltar alguna lágrima, sólo se limitaban a ver de forma fija y a su vez atemorizante las criptas donde decidieron enterrar a los antecesores argentinos, y a la urna que resguardaba recelosamente las cenizas de su antigua patria.
—A el viejo le hubiera gustado escucharte— murmuró Buenos Aires apoyando una mano sobre el hombro de su nueva patria— estoy seguro que pensó sobre quienes deseaba que hablaran en su funeral, y a falta de gente, creo que le gustaría.
Gran República Argentina miro a Buenos Aires por unos segundos breves, luego a la urna y a las criptas, sin saber bien lo que debería decir , no fue cercana con ninguno de los cuerpos que ahora reposaban delante de ella y era difícil despedirse de alguien que en un principio nunca estuvo, lo sentía tan poco apropiado, ella era una desconocida en su mundo, como ellos lo eran en su nuevo mundo.
—De hecho, me gustaría estar sola— pidió a sus provincias con una sonrisa débil y respetuosa, tratando de no romper la armonía tan sofocante que cubría todo el lugar, y a su vez de mantener el respeto por los muertos.
Las provincias se miraron entre sí pero terminaron por ceder ante la petición tan dulce y suave que hizo, mirando por última vez aquel escenario tan triste y dejándola sola.
Era un lugar oscuro, fresco y tan recóndito que la chica aseguraba que jamás volvería, y no porque no quisiera, sino porque no volvería a encontrar el lugar.
—Nadie vino— comenzó la chica mientras que se sentaba con pena en una silla de plástico blanco en frente de los difuntos, sus parientes— de hecho es algo triste— murmuró viendo a su alrededor, ausente.
La chica se quedó en silencio, pensando en los recuerdos difusos que su padre alguna vez le transmitió, él le hablaba, a través del espejo, era curioso y espantoso pero su padre asumió la situación con estoicismo y decidió darles algunos consejos muy útiles.
—Te juro que invite a tus amigos, a todos los que creo que te hubieran gustado que estén; México, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia...— la chica se quedó en silencio— ninguno respondió, deje una invitación formal y envié a mis embajadores que había en esos países a invitarlos personalmente, ni siquiera los recibieron.
La chica volvió a quedarse en silencio y se puso de pie, caminando en dirección a las criptas, acariciando con la yema de sus dedos los nombres de los difuntos, con pena en sus ojos.
—Lo intente, lo siento— murmuró la chica, luego, sintió como sus ojos se inundaban en lágrimas que no se atrevía a soltar, apretando sus labios y también aguantando el nudo en su garganta— n-no llores— pidió de forma temblorosa— sabes que siento todo lo que tú, aún estando muerto.
La chica sintió una gran pena y nostalgia invadirla, sabía que esos sentimientos eran ajenos a su propia existencia, que provenían de la propia existencia de su padre, quien seguía viviendo a través de ella.
—No estés triste, por favor, sabes que lo siento todo y es muy abrumador, estoy aquí papá— aseguró la chica con pena, acariciando los contornos de la urna con sus dedos, como si estuviera acariciando la propia piel de su padre— haré que todos te amen, no te preocupes, deja todo en mis manos, ahora tu descansa.
La chica beso la urna con una delicadeza tan propia de una dama que cualquiera al verla se sentiría conmovido, se alejó con cuidad donde las criptas y sonrió en dirección a las tumbas, cerro la puerta y se dirigió en dirección a donde estaban las demás provincias, no sin antes pasar delante de un espejo, notando que quien le devolvía la mirada no era su propio reflejo, sino su padre, vestido de la misma manera que el día que murió, con sus ojos enrojecidos y con lágrimas silenciosas mojando sus mejillas, se veía destrozado, aterrado y sumido en una tristeza tan profunda que conocería a cualquiera.
—Descansa.
La chica sonrió, se acercó al espejo y besó la superficie de la misma, alejándose del mismo en dirección a sus provincias.
Hola, tan sólo quería dejarles este breve especial que no supera las mil palabras, para que se den una idea de lo solitario que fue el viejo argento 😔 estuve pensando mucho en él y la tristeza que me dio tener que asesinarlo, pero era necesario y eso no cambió, este capítulo que es el funeral de Argentina, de alguna manera representa mi despedida, representa mi forma de decirle adiós y soltarlo, quizá para siempre.
Pero hey! Si llegaste hasta aquí quiero decirte que no estés triste, no todo fue tan oscuro e intenso en su vida, hubo momentos de breve felicidad.
No olviden votar y comentar sobre lo que les pareció el especial.
Si tiene algún error ortográfico o no está bien redactado me disculpo, termine de escribirlo hace una hora.
Sin despedidas, estamos de luto 😔
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Niños buenos [#C.H 2] |COMPLETA|
FanfictionLa hija del mal. Eso es lo que susurraban a las espaldas de aquella bella e inocente joven, que ninguna culpa tenía de los crímenes que su padre había perpetuado, pero que tendría que pagar por los mismos. Una chica que había nacido con el único p...