《25》

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Estoy sad, así que les voy a tirar un dato que me desgarra el alma pero que merecen saberlo: Argentina no amaba a su hija, y ella vivirá por siempre creyendo que sí.

N A R R A
A R G E N T I N A

Miraba la taza de café humeando delante mío, no me gustaba demasiado el café, pero agradecía el gesto que Rusia tenía hacia mí, y por lo tanto me permití darle un sorbo para tratar de calmarme un poco.

—Тебе лучше? [¿Te sientes mejor?]— pregunto de forma delicada mientras que se dejaba caer en el sillón delante de mi.

Estábamos en su territorio, el ofreció traerme aquí, aunque sea algunos días hasta que me relaje, y yo dije que sí, y ahora mismo estábamos en su casa, bebiendo café.

—Gracias— agradeci sin contestar a su pregunta al no encontrar una respuesta que no fuese tan pesimista.

Escuche a Rusia suspirar, luego sus pasos sobre el suelo, hasta que finalmente se sentó a mi lado en el sillón, hizo que soltara la taza y agarro mi mentón con delicadeza, ordenandome que lo vea, sus ojos me miraban de una forma diferente a como solían hacerlo, no estaba serio, o parecía enojado, solo estaba mirándome con una delicadeza muy poco usual de él. Rusia bajó sus manos hasta llegar a mi cintura, y sin dificultad alguna me levanto y atrajo mi cuerpo hasta su regazo, me sentó en sus piernas y me abrazó una vez más haciendo que me sintiera más tranquila.

—No estés triste, no debes avergonzarte de tu origen, ni de lo que eres pequeña, muy probablemente seas lo mejor de cada uno de nosotros.

Me quedé en silencio, sintiendo como sus brazos me envolvían y me daban tranquilidad y confort, Rusia era un muy buen amigo, lo consideraba como tal, era demasiado agradable estar con él.

—¿Por qué crees que soy tan buena?— pregunte en un susurro débil.

—Porque todo país es bueno al principio.

Nos quedamos en silencio después de esas palabras, sin saber bien cómo seguir hablando, y yo no me encontraba con ánimos de hablar.

—Ponte algo abrigado, te voy a sacara de paseo ordenó Rusia separándose de mi,  con tal de ver mi rostro.

—¿De paseo? ¿Dónde?— pregunte mientras que me bajaba de su regazo y volvía a sentarme en el sillón.

—Sólo cambiate.
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Rusia para mi era alguien clásico, bastante caballeroso y tosco a la vez, muchas veces su personalidad podía llegar a chocar con sus ideales o moralidad, pero siempre para mi fue un chico muy tierno y agradable con quien pasar el tiempo, era más viejo que yo pero por tan pocas décadas que era como si tuviéramos la misma edad.

El viento frío había hecho maravillas, los helados paisajes me habían subido el animo, y me encontraba más emocionada y alegre que momentos antes, lo cual, era algo magnífico.

—¿Qué es lo que te gustaría ver flor invernal?—me pregunto Rusia emocionado mientras que veía a todos lados. La sola idea de que le emocione mostrarme sus tierras me hacían parecer una niña de 5 años.

Ambos ahora nos encontrábamos paseando por las calles, yo tomando su brazo mientras que miraba a todos lados, como una chinita de 5 años.

—Todo lo que estés dispuesto a mostrarme—asegure mientras sonría con gran alegría.

Niños buenos [#C.H 2] |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora