《18》

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N A R R A D O R
O M N I S C I E N T E


Alemania abrió sus ojos con pereza, sintiendo todo su cuerpo pesado, pero cálido a la vez, se sentía cómodo y tranquilo en aquella cama que no le pertenecía, pero algo faltaba, y no tardó en darse cuenta qué al estirar su brazo y buscar entre las sábanas a la persona que supuestamente dormía con él.

Faltaba Argentina.

Termino de abrir sus ojos con pereza y se puso de pie de la cama, notando que por toda la habitación se sentía un leve perfume varonil que se entremezclaba con el perfume que la chica solía llevar. Bajo las escaleras con pereza, rascando su ojo aún entredormido, escuchando como la argentina parecía estar hablando con alguien en la cocina.

—...No, no, es una terrible idea— aseguro la argentina dándole la espalda al alemán, al no verlo llegar a la cocina— ¡no! Eso suena peor que la anterior...ya sé pero no quiero...— la chica se dio la vuelta, sobresaltandose por la presencia de Alemania quien sonrió y le dijo en un muy bajo buenos días— te hablaré después Rusia.

Alemania sabía que desde hacía un tiempo el ruso y la argentina parecían ser íntimos amigos, los veía reír, platicar, y estaba seguro que la ropa que ahora mismo estaba usando era del ruso, ella estaba expandiendo su círculo social y ahora se abría con más países, lo que le alegraba, ella era una chica muy tierna y amable, como también una gran amiga.

—Buenos días ¿dormiste bien?— pregunto la chica dejando de lado su celular para centrar su atención en el alemán.

—Ja ... und entschuldigen Sie, was letzte Nacht passiert ist [Sí...y perdón, por lo que paso anoche].

Gran República Argentina se sonrojo bastante, entendiendo perfectamente a lo que se refería Alemania, su amigo Alemania, y mentiría si dijera que no se encontraba nada afectada por lo que sucedió, de hecho si estaba bastante afectada, es por eso que hablaba con Rusia, su fiel y amable amigo quien escuchaba todas sus penurias o problemas que tuviera, en otras palabras, Rusia ya estaba enterado sobre que Alemania había besado a la argentina, y se alegró, pero no dejó de destacar que lo que hizo el alemán no es digno de un caballero.

—Hagamos de cuenta que no pasó nada, estabas cerca del colapso nervioso, estábamos muy confundido, eso es todo ¿sí?— la argentina sonrió, quitando peso sobre los hombros de Alemania y la culpa que crecía en su estómago.

Eran amigos, nada más.

—Ja, aber ich möchte mich trotzdem entschuldigen, wenn ich bei dir bin, ist es, als würde ich die Kontrolle verlieren [Si pero aún así quiero disculparme, siempre que estoy contigo es como que pierdo el control].

—No necesitas tenerlo todo el tiempo tontin— aseguro con una sonrisa, siempre tan cálida y comprensiva.

Quién a de entenderla a ella.

—Aún así, creo que debo recompensarte, te invito a cenar en mi territorio esta noche ¿qué dices?

N A R R A
A R G E N T I N A

*Gritos internos* ¡déjame dejar de quererte trolo de mierda! ¡¿qué no ves que ese beso me dejó desarmada estúpido tricolor?!

Mi buen amigo Alemania al parecer aún no sabía que era el ser más guapo que tuvo la decencia de pisar la tierra, era guapo, atento, respetable y completamente tierno y adorable ¡¿cómo mierda le digo que no a este terrón de azúcar?! Y si le digo que no va a pensar que en realidad lo que pasó si me afectó y se va a sentir mal, y a pesar de que si me afectó, no quiero que crea que algo cambio entre nosotros.

Niños buenos [#C.H 2] |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora