#27/"Para poner fin a todo esto"

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.Paul McCartney.

[Martes 13 del 1959]

Mientras más habría los ojos más me iba dando cuente de que; uno, había un olor muy diferente que en el de mi casa, dos, me dolía todo el cuerpo, tres, estaba en la casa de John evidentemente...esperen, ¿casa de John?¿evidentemente?

Me sobresalte y intente separarme del individuo que rodeaba mi cintura, pero no lo logre. El aún dormido John se aferró muy fuertemente de mi y me acerco a el como si nada, acurrucadose como un gato y pretendiendo quedarse así un rato más. Hice un puchero y luego una mueca. En este momento lo que menos quería era terminar así.
Decidí quedarme y pensar un rato las cosas.

Lo que no resultó muy bien que digamos.

Comenze a recordar fragmentos de la lujuriosa y caliente noche con John, no pude evitar sonrojarme por el mero recuerdo de...bueno, no es necesario mencionarlo, ¿verdad?

Y luego el suspiro de John en mi cuello.

¡No podía estar ahí!
¡Tenía que huir. Ya!

Con lentitud coloque entre John y yo una almohada, haciendo que el abraze el objeto en vez de a mi.
Y funcionó perfectamente.

Comenze a vestirme con rapidez, coloque mis zapatos y cuando ya todo estuvo listo me pare de la cama.

—Mierda...—susurre al sentir una punzada en mi parte baja. Mire a John fugazmente y suspire al ver que no lo había despertado.

Comenze a caminar, lento pero seguro, hacia la puerta y cuando ya estuve fuera de su habitación largue un largo y profundo suspiro.
Estaba 100% seguro de que luego me comería la cabeza pensando en la estupidez que acababa de cometer, pero ahora no era momento, ahora necesitaba escapar de esto lo antes posible. Cuando llegue a la puerta de salida tome el pomo de la puerta y al girarlo, estaba cerrada. Di un fuerte pisotón y comenze a alterarme.

¡Me había quedado encerrado!

¡Para siempre encerrado!

¡Voy a morir!
Bueno...no, exagere.

Estuve horas buscando por toda la puta casa una maldita llave. Hasta que algo en mi cabeza hizo clic. John.
Era arriesgado, mejor no.
Pero volvió el clic. George y el eran vecinos, solo tenía que llamar a George, decirle dónde estaban las otras llaves, inventar una excusa estúpida de porque me encontraba ahí eh irme justo a el feliz y a salvo.

—Eres un genia McCartney—me dije a mi mismo.

Camine-corri hasta el primer teléfono que habia en esa casa y marque el número de la de George.

Nada.

—Vamos, George...contesta—dije desesperado.

Al rato el sonido de que alguien había contestado se hizo escuchar, solo que no era George.

Era su madre.

"Okay Paul, cálmate, está bien tu puedes"

—¿Diga...?—se escucho de la otra linea la voz femenina de la madre de George.

"𝘾𝙞𝙜𝙖𝙧𝙧𝙞𝙡𝙡𝙤𝙨" »𝙎𝙩𝙖𝙧𝙍𝙞𝙨𝙤𝙣« ✓ʷᵒˢᵗᵉᵛᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora