Tonto

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No era un secreto que a Deku le gustaba Bakugo, por como lo veía con ese lindo brillo en sus ojos verdes sabías todo, sabías que se desvelaba pensando en él como un completo adolescente de preparatoria. Sabías todo el afecto y el amor que el peliverde sentía por el cenizo.

Por otra parte, Bakugo no se interesaba en nada relacionado con el amor. Él tenía en su mente sus metas y como los cumpliría, era el típico chico que no tenía tiempo para el amor o el amor no era para él. Le han gustado personas, sí, pero no es como si quisiera tenerlos cerca de él a cada hora. No le gustaba sentirse con compromisos, sólo no.

Deku intentaba llamar la atención de Bakugo, sabía que sería difícil pero no sé rendiría, porque algo relacionado con su amigo de la infancia y su primer amor, no había razón para rendirse.

Los primeros dos semestres de la preparatoria fueron un poco complicados, Bakugo aún tenía cierta distancia con Deku ocasionando que pocas veces Izuku se preguntara si lo estaba haciendo bien, pero como Bakugo, tenía una meta. No sabía si la iba alcanzar o no, pero al menos, tenía que intentarlo.

Pasaron los meses, a su cuarto semestre de preparatoria poco a poco su relación con Katsuki se fue ordenando, incluso el corazón de Izuku sabía o predecía que Bakugo podría aceptar sus sentimientos.

Tan tonto él.

Tan tonto el amor.

Tan tonto ese sentimiento que se desbordaba, era completamente tonto.

Izuku rechazó a todas las personas que lo invitaban a salir, todos sabían que había chicas enamoradas del pecoso, incluso chicos. Podría decirse que toda la escuela tenía o había tenido sentimientos por ese hermoso y lindo chico. Era tan angelical, tan puro, tan noble.

Tan perfecto.

Bakugo rechazó sus sentimientos de una forma... Correcta, si así podría decirse. Le dijo a Izuku que por el momento no quería nada con nadie, que era feliz estando solo, sin nadie que lo pudiera molestar. Estaba bien así.

Izuku trató de entenderlo, trató. Trataba.

¿Es que no se esforzó demasiado? ¿Es que no fue suficiente?

Oh, Midoriya, Midoriya.

Si supieras que todas las personas estaban igual, se desvelaban pensando en ti.

Conozco ese sentimiento. No ser correspondido por alguien a quien estabas dispuesto a dar el mundo entero, dispuesto a romper tu propio corazón para unir las piezas que le faltaban a esa persona.

Lo conozco. Te conozco.

Izuku no dejaba de mirar la espalda de Bakugo, tan ancha, tan varonil.

Tan él.

Deku jamás se cansaría de ver esa espalda, si así podría decir que estaba cerca de él. Que aún estaba cerca con la vaga esperanza de que podría hacerlo bien. Que podían estar juntos.

Su último semestre, su último adiós.

Y es que, da risa el tipo de amor de estos chicos. De estos tiempos.

No había palabras bonitas, ni besos en las mejillas, era extraño. Un amor lejano. Ese tipo de amor que está pero a veces no.

El tiempo pasa con lentitud pero... En un abrir de cerrar de ojos, todo se ha terminado.

Deku dejó de mirar la espalda de Bakugo. Su mente dijo que no era para él, su corazón lloraba aún pero era lo mejor para él. Estaba bien, todo estaría bien. Pequeño, no es el fin del mundo.

Tendrás amores, amores grandes y amores pasajeros. Cae y sonríe pequeño.

Era tonto el amor.

Tan tonto que de igual te sientes así: como un tonto.

Izuku se sentía tonto pero no quiere decir que lo sea. Estaba enamorado, es normal. Sólo era un pequeño enamorado.

Pero, ja, Bakugo.

Oh, Bakugo.

Ahora miras la espalda de Izuku.

Mira como se aleja de tí, como se cansó de esperar.

Tan tonto, tan tú.

𝕓𝕜𝕕𝕜 𝕚𝕟 𝕒 𝕟𝕦𝕥𝕤𝕙𝕖𝕝𝕝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora