Promesas

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Dicen que el amor es algo que debes atesorar.

Se dice que se siente como si estuvieras debajo de una buena llovizna en el campo, el aire golpeando suavemente tus mejillas, sintiendo el petricor invadir tu nariz.

Se siente como estar comiendo tu comida favorita, el sabor exquisito en tu boca, saboreando y degustando todos los ingredientes.

Se siente como estar en una montaña rusa, la adrenalina recorre tus venas, tu mente está completamente en blanco y sólo estás centrado en sentir.

El amor es algo hermoso, no se sabe de donde vino, por qué vino. Sólo está ahí. En sus ojos.

Izuku estaba enamorado. Podrías preguntarle por qué y siempre sería la misma respuesta.

“Sé que lo estoy”.

Era divertido, era como estar en una montaña rusa. A veces podías estar arriba y a veces todo estaba abajo, lo importante era salir adelante.

Había diferentes tipo de amor: a la familia, a tus amigos, a los animales, a tu pareja.

Izuku estaba enamorado de su pareja, Katsuki.

“Prometo darte todo de mi”, prometió Katsuki tomando suavemente su mano y con la otra acariciaba suavemente la mejilla del pecoso.

“Prometo dártelo todo a ti”, nuevamente prometió Bakugo, deslizando un anillo en el dedo de Izuku.

“Prometo hacerte feliz”.

¿Entonces por qué Katsuki embestía ferozmente a otra chica mientras Izuku sentía como el pequeño carro de la montaña rusa lo golpeaba? Se supone que ambos estaban dentro del carrito, ¿no?

Se quitó el anillo, siempre habían sido promesas falsas, sin sentimientos.

¿Katsuki nunca había sentido nada por él? ¿Cuál era su maldito plan?

¿Le había mentido?

Su madre le dijo que el amor era lindo, ¿por qué duele? ¿También su madre le mintió?

Lanzó el anillo a la espalda de Bakugo, rápidamente Katsuki paró de embestir a la chica debajo de él.

La mirada llena de dolor de Izuku hizo que Katsuki se deslizara fuera de la chica, trato de tomar al chico frente a él.

“Prometo ya no amarte” dijo Izuku quitando la mano de su esposo, su corazón estaba roto como jamás lo había estado, “Prometo odiarte”.

Nadie le había hablado del amor unilateral.

Y tenía miedo. Quemaba.

Se sentía como meter la mano a una fogata, la piel quemándose y tornándose de un color oscuro.

Se sentía como si estuvieras ahogándote en un lago mientras las pirañas te rodeaban.

Se sentía como si un auto te atropellara, sintiendo como poco a poco tus extremidades se desprendían de tu cuerpo.

Ahora sabía, sólo fueron promesas vacías.

Y así como Bakugo le había prometido
cosas que jamás cumplió,
Izuku tenía miedo de no cumplir las cosas
que prometió.

𝕓𝕜𝕕𝕜 𝕚𝕟 𝕒 𝕟𝕦𝕥𝕤𝕙𝕖𝕝𝕝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora