Capítulo 50 Nuestra Historia

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Javier aparcó el coche sobre el terreno aún húmedo después de la lluvia y giró la cabeza lentamente para encontrarse con los ojos verdes de la mujer que amaba.

- ¿Estás segura de esto? -preguntó observando como ella daba vueltas y más vueltas al colgante que pendía de su cuello desde más allá de lo que él alcanzaba a recordar.

Andrea sonrió y asintió sin decir ni una sola palabra. Él también sonrió y acarició el abultado vientre donde crecía una nueva vida. Iba a ser padre, otra vez y contra todo pronóstico. Cuando Andrea se lo dijo, poco tiempo después de volver del aeropuerto, Javier se quedó en shock.

- ¿C-cómo dices?

Ella simplemente asintió. Pero a Javier no le cabía en al cabeza, porque él era un hombre muy práctico y sabía que después de que casi se muriera desangrada en su primer parto, los médicos habían asegurado que sería muy difícil que volviera a concebir, en primer lugar. Luego, aunque quisieran olvidarlo por todos los medios, no se le iba de la cabeza que una loca perturbada la había secuestrado, torturado, golpeado y dejado hecha un cristo, por lo que parecía poco probable que un niño en proceso de formación pudiera sobrevivir en el vientre de su madre. Pero lo había hecho. Su hijo lo había hecho. Andrea estaba embarazada y él era el padre de ese bebé. Se plantó delante de ella, loco de alegría, y la abrazó con fuerza. La cogió en sus brazos y comenzó a girar con ella en volandas por toda la habitación, ante los grititos de júbilo de Josh y Aitana, que no entendían lo que pasaba, pero que sabían que ahí había algo bueno, aunque aún no pudieran llamarlo felicidad.

Andrea y Javier se besaron, se apretaron con fuerza de las manos y prometieron nunca soltarse. Seguir aguantando, pasara lo que pasase y afrontarlo todo juntos, el uno al lado del otro, con sus hijos, con Josh y Aitana y con el bebé que estaba en camino. Juntos, como una auténtica familia.

Los meses comenzaron a pasar, lentos al principio y rápidamente después. La Chica de los Ojos Verdes había vuelto a su casa y el embarazo se desarrolló con total naturalidad. De nuevo, la doctora Vélez se estaba haciendo cargo del seguimiento y esta vez, Javier había insistido en acompañarla a las clases de preparación al parto desde el principio, más para prepararse él que para prepararla a ella, y se escapaba puntualmente de Luján Enterprises y de su despacho en la revista Today para estar al pendiente de cualquier nueva evolución de su chica o de su hijo. Andrea también había vuelto a la carga y estaba inmersa en la publicación de su último libro, en la promoción del anterior y en el proceso de elaboración del guion de la serie de Netflix que "los Javis" ya estaban preparando para llevar Por Ti a la plataforma. Finalmente, la Chica de los Ojos Verdes no había podido rechazar la oferta que aquel par de simpáticos actores y creadores a los que admiraba desde siempre le hicieron y decidió darles total libertad para llevar la historia de Alicia y Jason a la pequeña pantalla. Sin embargo, sus amigas no parecieron tan contentas con la noticia e insistieron formar parte del proceso de casting, porque a ellas, no podía interpretarlas cualquiera. Andrea se tuvo que reír.

La Chica de los Ojos Verdes bajó del coche y, en cuanto puso un pie sobre la hierba fresca de aquel lugar sintió una sacudida en el corazón. Podía recordar con total claridad la primera vez que estuvo allí, de la mano de Josh Hyde. Podía oler cada uno de los embriagadores perfumes de la naturaleza tal y como lo hizo aquella primera tarde que se acabó convirtiendo en una noche que no muere. Dejó que Javier se encargara de los niños y los trasladase cuidadosamente de las sendas sillitas que ocupaban en la parte trasera del coche al carro con el que solían llevarlos en sus paseos vespertinos y para el que ya estaban quedando demasiado grandes. Los mellizos estaban aprendiendo a andar y a hablar a pasos agigantados y Andrea no podía estar más feliz, al verlos crecer día a día. Con cada jornada, Josh y Aitana parecían despertarse más al mundo y la imagen de Josh Hyde se marcaba más en ellos, tanto en su físico como en su adorable forma de ser.

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