Capítulo 8 Sempiterno

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Aquel iba a ser un día intenso de los de verdad y la Chica de los Ojos Verdes lo sabía bien. La noche anterior, durante la cena y aprovechando que los niños se habían dormido milagrosamente pronto, Javier y ella disfrutaron de una agradable velada con velas, vino y un delicioso rissoto que el chico había traído directamente desde La Tagliatella.

Andrea se había trenzado el cabello y Javier enterró su nariz su cuello en cuanto llegó a casa, antes de besar su hombro, que quedaba desnudo gracias al vestido amplio que la Chica de los Ojos Verdes se había puesto en aquella ocasión. Ella se mordió el labio y suspiró antes de girarse y buscar casi con desesperación los labios de Javier.

- Mi padre ha venido a verme hoy –dijo él.

Andrea frunció el ceño. Si bien Cayetana y ella habían congeniado desde el primer momento, con Juan Dorner la cosa había sido bien distinta desde siempre. El padre de Javier le parecía un hombre frío e inexpresivo, de lengua afilada y pensamientos oscuros. La sensación que había tenido durante las pocas veces en las que había estado cerca de él no había sido buena. Tenía el don de ponerla nerviosa, de generar escalofríos cada vez que lo descubría mirándola. Eso no tenía por qué sorprenderla ya que había sentido algo similar con sus dos hijos. Sin embargo, Juan Dorner era totalmente diferente. Andrea veía algo en él, algo que no le gustaba. Algo oscuro.

- ¿Ah, sí?

Javier asintió.

- ¿Y qué te ha dicho?

- No sé si me ha amenazado o ha sido un esfuerzo sobrehumano de Juan Dorner por conciliar –dijo Javier soltándose el nudo de la corbata y echando un vistazo sobre las cunas de Josh y Aitana.

El chico sonrió al contemplar a los bebés durmientes, con las mejillas encendidas y la respiración acompasada.

- ¿A qué te refieres? –preguntó Andrea saliendo de la habitación de los niños a hurtadillas para no hacer ruido e indicándole a Javier que la siguiese tras conectar el vigilabebés que sus padres le habían regalado para no perder detalle de los niños cuando no estuviese cerca.

Javier se quitó la camisa y Andrea tuvo que hacer esfuerzos por lo acercarse a él y acariciar la piel que cubría aquella musculosa anatomía.

- Quiere conocer a los bebés.

- ¿Cómo dices?

El tono en el que Andrea enunció aquella pregunta fue exactamente el que Javier había esperado.

- Me ha dicho que quiere hacer bien las cosas y para eso quiere conocer a los niños, ver cómo es nuestra familia.

La vena de madre sobreprotectora que Andrea no sabía que tenía hasta que Josh y Aitana nacieron salió a flote enseguida y, para que Javier se diese cuenta de ello, la Chica de los Ojos Verdes no necesitó más que poner los brazos en jarras y enarcar una ceja.

- ¿Y tú lo crees?

Javier Dorner esbozó una sonrisa de medio lado.

- Por supuesto que no, Andrea. Es mi padre y lo conozco. Estas cosas no van para nada con él.

- ¿Y entonces qué puede querer acercándose a nosotros?

- Conociéndolo, nada bueno.

- No pienso dejar que ese hombre, por muy padre tuyo que sea, se acerque a mis hijos.

El chico colocó sus fuertes manos en la cintura de Andrea y la miró directamente con sus ojos grises.

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