3. Quizá

309 54 68
                                    

Después de la boda, mucho después, iba seguido a visitar a Gerard y a Frank, siempre me contaban historias suyas, sobre como Gerard quemó la comida o sobre como Frank plantó mal las rosas en el jardín. Era muy lindo, ellos eran felices y yo también lo era.

Dos meses después de la boda, yo encontré a alguien a quien amar, Kristin, mi Kristin.

Pero no voy a detallar mucho, estoy contando otra historia y sería revolver las cosas.

Gerard y Frank siempre se reían de mí, no es sentido malo, al contrario, reían porque Kristin estaba en su boda y yo nunca lo noté. Reían juntos, hacían cosas juntos.

Frank tenía trabajo en una Oficina muy cerca a su casa y Gerard se dedicaba a hacer pinturas y estaba trabajando en un cómic, ellos ya tenían dinero suficiente y estaban estables, todo esto fue 4 meses después de la boda.

¿Rapido no?

Así de rápido pasa el tiempo cuando uno es feliz o esta triste.

Recuerdo cuando Gerard llegó llorando a mi casa, porque según él Frank lo estaba engañando, me reí por horas porque eso era mentira, Frank nunca lo haría, resulta que había visto a Frank hablando con su secretaria, solo eso.

También llegó otro día llorando, pero no era nada de engaños, resulta que Frank tenía que irse de viaje por un mes, Gerard lo extrañaría, y si que lo entrañaría.

—No quiero que se vaya Mikey, no quiero, yo quiero tenerlo conmigo– se limpiaba las lágrimas pero eran en vano, porque seguían saliendo.

—Solo es un mes, volverá pronto Gerard, dijo que no te preocuparas– lo abrazó y trató de calmarlo—¿Qué te parece si vamos a hacer una pizza juntos? A ti te gusta la pizza– sonrió.

—Esta bien– dijo y ambos se dirigieron a casa de Gerard.

Juntos estábamos haciendo una pizza, si, una pizza, y Gee sonreía, estaba feliz, yo también, estabamo felices. Invitamos a Kristin y ella con gusto se reunió con nosotros.

Luego de comer ella se fue y yo me quedé limpiando, luego Gerard volvió a llorar diciendo que lo extrañaba, que lo quería. Se me hacia un poco exagerado y tierno, pero más exagerado, ojalá Gerard hubiera sido así para siempre.

Lo calmé y me dormí a su lado, sería un mes sin Frank, un mes sin esa lucecita de Gerard, si... Esa lucecita.

+

—Vamos Gee, ya sal, estuviste casi todo el mes en tu habitación, ya bañate– lo miró divertido.

—No quiero, ya te dije, me bañare cuando Frank me mande un mensaje– puso sus manos sobre su mentón.

—Ese enano va a mandarte un mensaje de aquí a mil años, y yo no puedo vivir con alguien que no se baña mil años ¿okey? Por eso ven, te vas a bañar porque si– lo tomó de los pies y lo jaló hasta el baño.


Fue un buen momento, si que lo fue. Ese día Gerard sonreía, fuimos felices hasta las 3:00 de la tarde. Cuando terminé de bañarlo se quedó mirando fijamente su celular, esperando un mensaje de Frank, pero en vez de eso, recibió una llamada al teléfono. Ojalá nunca hubiera pasado eso.

¿Bueno? Si... soy yo– dijo– ¿Dónde? Voy para allá.

—¿Quién era Gee?

—Eran del Hospital– dijo y salió corriendo.

Quizá si solo no hubiera pasado aquello...

Dulce Pez «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora