20. Kristin y Gerard

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Después de eso, me fui a la cocina, estaba como un un momento de "crisis" Frank no quiso decirme nada, Frank, ¿Frank seguía queriendo a Gerard?

Lo levanté con cuidado y el solo me sonrió, sus ojos no brillaban, solo eran simples ojitos lindos color avellana.

—¡Boo!– sonrió y lo abrazó.

—Pequeño, ven, vamos a almorzar– dijo algo serio.

—¡Si!– aplaudió y se dirigió a la cocina– ¿Cuándo compraras mi pez?– lo miró algo pensativo.

—Mañana, quiero que descanses, además tengo que hablar con Kristin y hacer algunas cosas Frankie.

—¡Kristin vendrá! ¡Sii!– rió– ¿Pero solo vendrá ella?

—Si pequeño, ahora come, que se enfría.

Y-yo necesitaba hablar con Kristin, necesitaba apoyo de... Mi futura esposa.

Después de almorzar Frank se fue a jugar con sus pequeños peces, por el momento no tenía un libro que leer ni unos peces que alimentar, todo por culpa de Gerard.

Llamé a Kristin y ella algo desganada dijo que vendría, Frank estaba en su habitación y yo estaba esperándola en la sala.

*Ding Dong*

—Mikey, ¿Pasa algo?– dijo mirándolo algo preocupada.

—Necesitamos hablar, tenemos que retrasar la fecha de la boda, tengo que organizarme, por Frank...

—Ah, eso, bueno, ¿Solo ibas a decir eso? Estaba algo ocupada y necesito irme– dijo sonriendo forzadamente.

—¿Aún quiéres casarte conmigo?– la miró algo triste.

—Si... Solo que mis padres aún están enojados pero ya se les pasará– dicho esto abrazo a Mikey y salió de aquella casa.

Yo sentía que Kristin no quería estar conmigo, no quería casarse pero ella no me decía nada.

Se fue muy rápido y después de eso me fui con Frank, era tan tierno cuando jugaba.

—Los peces, tan, tan– cantaba el pequeño Frank– son azules, y rojos, también, tan, tan– rió bajito– hay amarillos y veeeerdes.

Frank era muy inteligente para crear una canción en el entorno en el que se encontraba, siempre tenía alguna canción para él. Yo ni siquiera podía hacer eso, pero él era genial.

Lo observé un rato más y entonces me llené de valor para volver a hablar con Gerard.

Toqué la puerta y un Gerard enojado me recibió.

—Gerard, ¿Por qué?– preguntó apuntó de llorar.

—¿Por qué, qué?– se acostó en la cama poniendo ambas manos detrás de su cabeza.

—Porque le hiciste eso.

—Oh, eso– chasqueo la lengua– dijiste que era mi esposo ¿Por qué no?– miró a Mikey y comenzó a reír.

—Eres un cínico, para otras cosas estas dispuesto a decir que es tu esposo, pero luego no lo quieres ni ver.

—Mikey... Vete ¿Si? Tengo cosas más importantes que hacer que escucharte, y si tanto te canso, ¿Por qué no te vas?

—Porque no quiero dejar a Frank solo.

—Llévatelo.

—Por sacarle un dinero que no tiene eres capaz de denunciarlo de abandono de hogar– lo miró enojado y salió de aquella habitación, ya no quería estar cerca de Gerard, no quería a Kristin a su lado.

Yo solo quería entrar a la habitación que compartía con Frankie y decirle:

—Pequeño, ven, vamos, cambiate, tendremos una nueva casa juntos.

Pero no era posible, nada era posible, todo parecía tan difícil, todos eran demonios y el único angelito era Frank, el pequeño "Dulce Pez"

Dulce Pez «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora