14. Padres

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Me acerqué a la puerta de aquella casa, estaba algo nervioso, no por lo que diría, estaba nervioso por Frank.

¿Qué haría el solo ahí en el auto? Me preguntaba mucho.

Me abrieron la puerta y yo sonriente entré, toda la "cena" Me la pase pensando en Frank.

Pensaba en si había dejado las ventanas abiertas para que respirar, si había dejado todo asegurado, si le había puesto el cinturón muy bien y un montón de cosas más.

Cuando llegó la hora de hablar seriamente con sus padres estaba tartamudeando.

—Y-yo vine para pedirle permiso de casarme con su hi-hija– llevó su mano a si cuello, el sudor seguía cayendo, y estaba preocupado por Frank, ya quería irse.

—Tranquilo muchacho, nosotros les damos la bendición– dijo su padre sonriendo.

—Sabemos que cuidarás muy bien a nuestra hija, es algo preciado para nosotros, la queremos mucho– dijo la madre de Kristin.

—Mu-muchas gracias por esta oportunidad, significa mucho para mí, para Kristin, para ambos...– se acercó a ambos padres y los abrazó, ya se iría, ya volvería a casa y todo había salido de maravilla.

—Mikey, hijo– se levantó el hombre– quédate hoy, tu casa está muy lejos y manejar en la noche es peligroso– sonrió.

—No, lo siento, yo, yo, yo debo ir a cuidar la casa– lo miraron algo confundidos– mi hermano no está y como ustedes dijeron, la noche es peligrosa– trató de sonar amable.

—Oh, bueno, esta bien hijo, vamos, te despediremos– lo abrazó una vez más y los cuatro se dirigieron a la puerta.

Yo estaba feliz, todo había salido bien, solo quería llegar al auto, conducir muy rápido (con cuidado) y comprarle algo de cenar a Frank, y bueno, también el peluche que quería.

Cuando salimos... Frank estaba sentado justo fuera de la puerta, los padres de Kristin lo miraron y Kristin me miró algo preocupada.

—Holaaa– saludó de mano el pequeño Frank– ¡Kristin! ¿Vamos a leer mi libro de peces?– sonrió.

—¿Quién eres tú?– dijo algo "molesto" El padre de Kristin.

—Soy Frankie– sonrió.

—E-es el, el, el esposo de mi hermano– estaba nervioso– y ah, ya nos vamos– con cuidado ayudó a levantarse a Frank y ambos se dirigían hacia el auto de Mikey.

—Hijo, Mikey, ¿Qué tiene este chico?– dijo sonando serio.

—Él está bien, solo tenemos que irnos ya.

—Traelo, Mikey, traelo– dijo la señora.

Estaba muy nervioso, no quería que lo insultaran, no quería que lo trataran mal, suficiente ya tenía con Gerard.

Lo llevé y Frank solo sonreia, los miraba pero no decía nada.

—No es hereditario ¿Verdad?– dijo riendo el padre de Kristin.

—¿Perdón? ¿A qué se refiere?– lo miró algo desconcertado.

—Que si no es hereditario, no quiero que mi hija tenga hijo cómo... Él– sonaba serio.

Yo lo miré molesto, estaba realmente molesto. ¿Cómo se le ocurre preguntar eso? Estaba mirando muy feo a Frank y el pequeño solo sonreía.

No lo sé, y si lo fuera ¿Qué?– miró con molestia.

—Mejor será que no sea así, no permitiré quei hija tenga engendros como este– gritó y miró a su esposa.

—Es esposo de mi hermano, no compartimos lazos de sangre, y realmente yo estaría muy orgulloso si tuviera un hijo con retraso mental, porque esas son las personas más tiernas y dulces, son mejores que usted– no dijo más y volteando junto con Frank se subieron al auto.

Entré al auto y mis lágrimas no paraban de caer, me sentía muy furioso, Frank solo miraba a Kristin sonriendo cuando nos subimos al auto, yo trataba de limpiar mis lágrimas pero seguían cayendo.

Yo veía al padre de Frank como un hombre bueno, si lo era, pero no creía que le diría eso a Frank y a mí.

Acomodé mi cinturón y luego le acomodé el suyo a Frank, le tendí una sonrisa y le dije que comprariamos su peluche. Él solo me sonrió, no entendia nada de lo que había pasado, estaba feliz, y me sentí feliz porque él lo era.

Dulce Pez «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora