12. No puedo dejarlo solo

206 45 39
                                    

Así es, Gerard no estaba y no podía dejar a Frank solo, o dime ¿Tú dejarías a tú hijo de cinco años solo? No lo creo, mi madre no nos dejaba solos ni un momento. Y no, no se rían, porque ya me volví como un padre muy preocupado. Bueno, era.

No podía dejarlo solo, no, no, no, entonces decidí llevarlo conmigo, llamé a Kristin y no resultó del todo bien.

—Kristin, amor, voy a venir con Frank, tenía que dejarlo con Gerard pero no está– dijo sonando calmado.

—Mikey... Se supone que es la cena con mis padres, sabes que quiero a Frank pero no puedes traerlo...

—Pero dónde voy a dejarlo, es un niño pequeño, está pequeño, no puedo dejarlo solo– pensó en dónde podía dejar a Frank, si bien, esa cena era importante; no podía dejar a Frank solo, no podía.

—No lo sé Mikey, solo ven, solo, como quedamos– y corto la llamada.

Mikey pensaba y pensaba, no encontraba respuesta, así que decidió llamar a Gerard.

—¡Gerard! ¡Maldita sea! ¡Necesito que regreses a la casa ahora mismo!– dijo algo enojado.

—No, no quiero, estoy haciendo algo importante y no te incumbe en lo absoluto– y de fondo se escuchaba música, muy bajita pero se escuchaba.

—¿Dónde estás?

—Te dije que no te incumbe, mejor dejame en paz.

—¡Dime ahora mismo dónde estás o te juro que...

—¿Qué? ¿Qué harás? Me tienes cansado, estoy con Lindsey ¿Si? Ahora dejame en paz y cuida a ese engendro– y entonces también cortó la llamada.

Estaba desesperado, tenía que ir a casa de Kristin, con sus padres y no queria que lleve a Frank. Gerard estaba con Lindsey y ni siquiera me dieron ganas de preguntar que hacían o que harían.

Decidí llevarlo, quizá lo dejaria en el auto o le compraría un helado y no pasaría nada. Le dije que alistara sus cosas porque iríamos a pasear, el solo sonrió y tomó una mochila, puso su libro y sus juguetes dentro, alimentó a sus peces y sonriendo me dijo que estaba listo, yo solo asentí y lo llevé al auto, realmente no sabía lo que pasaría pero no podía dejarlo solo.

Salimos con cuidado, la casa de los padres de Kristin estaba un poco lejos, como a una hora de casa, opté por comprarle un dulce a Frank, el feliz lo aceptó y conducí, estaba nervioso, realmente nervioso.

Las canciones en la radio no ayudaban, y peor si eran las de "Les Friction", ¡Y mucho peor si era Come Back to Me! No entiendo porque en esos tiempos ponían esas canciones, como para deprimir más a uno.

Frank me veía y solo sonreía, luego, cuando paramos en un semáforo me preguntó.

—¿Por qué no me quedé con Gee? ¡Ibamos a jugar!– hizo un berrinche.

—El salió a un lugar importante, por eso te llevaré conmigo, tienes que comportarte bien ¿De acuerdo pequeño?

—¿Dónde vamos?

–A casa de Kristin...

—¡Iremos a jugar! ¡Siii!– aplaudió y decía palabras sin sentido– ¡Leerá conmigo! ¡Es el mejor día de mi vida!

—Frankie, hoy no podrá jugar, es que tengo que hablar con sus padres y solo te quedarás en el auto por hoy ¿si?

—¿Por qué?

—Porque si– trató se sonar amigable.

—Esa no es una respuesta– rió– ¿Por qué?

—Porque...

No podía decirle "¡Hey! Te quedarás en el auto porque Kristin no quiere verte" No, pero era verdad.

Solo me quedé callado y seguí conduciendo, solo quería llegar y hacerlo todo rápido, solo quería que todo saliera bien, solo eso.


//Solo recuerden esta canción porque la voy a poner en el último capítulo (aún falta para eso, pero recuerdenla)//

Dulce Pez «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora