Capítulo 4

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La platinada de verdad que no lo podía creer, tragó un nudo mirando a la bebé para sonreírle aun con ternura.

-¿Puedo cargarla?

-Claro -Jack miró a su niña sonriéndole -Conoce a Elsa, princesa.

La acercó a los brazos de la platinada y esta la recibió con delicadeza y cariño.

-Hola hermosa -Elsa le sonrió. La niña aun tenía lagrimones por su malestar enfermo y por querer estar con papá, pero mirando a Elsa le sonrió levemente – Que linda bebé ¿Acaba de cumplir el año?

-No, ya cumplirá los dos pronto.

-Se parece mucho a ti, mira esos hermosos ojos -Elsa seguía mirando a la bebé -A excepción del.....

-Cabello, lo sé -Respondió Jack con una leve sonrisa.

-Entonces..... ¿Tienes una familia con ella? ¿La mamá es....

-No -Se adelantó Jack -Ella.....Ella no quiso.

Hans e Hiccuo se miraron, el pelinaranja se aclaró la garganta tomando a Hiccup por el hombro.

-Nos vemos más tarde, ya en unos minutos en la hora de salida y ahora volvemos.

-Que bueno verte, Elsa -Hiccup se despidió con la mano para después irse con Hans.

-Oh -Elsa volvió a mirar a Jack- Son sólo ustedes dos.

-Así es.

-No importa cuántos exista, pocos o muchos.....-Elsa acarició la mejilla de la bebé con dulzura para provocarle una sonrisa – Son una familia.

Jack la miró con cariño mientras asentía, tragó un nudo y se reacomodó el cabello.

El teléfono celular de la platinada se hizo escuchar, con una mano la alcanzó aferrando a la bebé a ella.

-¿Si?.......Ah por supuesto -Asintió ella -En un momento voy.

-Tienes que....

-Si, debo volver a dar especificaciones de lo que vi, lo que tengo en mente y lo que me deben confirmar -Elsa miró una vez más a la bebé con ternura para dársela ahora a su padre -Es una hermosa niña.

-Gracias -Jack sonrió de lado a ella y luego a su bebita- ¿Nos vemos luego?

-Claro -Sonrió con su tierna amabilidad – Estamos en contacto.

Jack esa tarde le dieron el permiso de salir temprano para cuidar a su bebé.

En su hogar preparó un caldo caliente con verdura, le dio su medicina a su hora y hasta el untó un poco de pomadas en el pechito de la niña, espalda y pies para ayudarla a su malestar.

Por la noche, Jack la acunó en brazo debido a que esta no podía dormir. No conciliaba el sueño y sólo sollozaba por su malestar.

El peliblanco la arrulló suavemente en un vaivén mientras una de sus manos le daba suaves palmaditas. La miró con ternura y dejó un beso en su frente mientras tarareó una canción.

Aquella canción que le vino a la mente era esa canción que recordó haber escuchado en aquella cafetería universitaria donde conoció a la platinada.

Sonrió mientras tarareaba, se dio cuenta que su bebita se quedó dormida y por lo tanto era momento de llevarla a la casa.

Al día siguiente era fin de semana y por lo tanto el peliblanco no trabajaba, dedicaba su mañana y el resto de su día con su bebé.

Ahora estaba subiendo a su auto con su bebé protegida en su silla para auto en la parte de atrás, manejó a una dirección en especial frente a una casa.

Se busca mamá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora