17 | Mira las estrellas

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MÍA.

No conocía la causa y tampoco estaba entre mis planes descubrirla, solo supe que mis dedos marcaban el número de Levi mientras me encaminaba a paso apresurado hacia el parque, siendo cerca de las ocho de la noche.

La idea de que acudiera me parecía tan descabellada y, al mismo tiempo, tenía sentido.

Miré la pantalla: Mensaje enviado.

La soledad y yo éramos como mejores amigas, pasaba la mayor parte del día en su compañía y de alguna forma terminé acostumbrándome a su presencia. Pero hasta las amistades más sólidas tenían problemas en el paraíso. Incluso me visitaba en una habitación llena de gente, no la quería ahí. Levi Thompson era un chico agradable cuando no usaba su saliva para decir cosas dolorosas pero a las cuales les agregaba su pizca de humor, entonces, la obra de drama se transformaba en una tragicomedia.

Veinte minutos pasaron desde que cerré la puerta de casa hasta que llegué al parque, ahora, sentada bajo la copa de un árbol que me traía tantos recuerdos amargos, me planteé que quizás pedirle que me hiciera compañía había sido una tonta decisión. Conrad siempre fue la primera opción, sin embargo, su móvil se hallaba apagado.

Antes de apagarlo, me hizo saber que su madre pegó el grito en el cielo al ver el moretón en su ojo izquierdo, a pesar de ello no le prohibió ensayar con la banda, ni presentarse esta noche en la apertura de un bar. Las horas previas a una presentación se resumían en ensayar, beber mucha agua para reforzar las cuerdas vocales, o lo que sea, y volver a ensayar. Ninguna distracción de por medio, y yo era considerada una. La primera vez que se presentarían en un concierto como tal, sucedieron tantas cosas de golpe que no se llevó a cabo. En nuestra ciudad dejaron de tomarlos en serio, les cerraron puertas  y... por más que Conrad quisiera quitar el peso de mis hombros... me culpaba.

Si yo no hubiese planeado la travesía con Hanna y Elda, ellas no hubiesen muerto y The Perfect Storm sería algo grande, tal vez como One Direction o como Taylor Swift, Lady Gaga y Beyoncé unidas.

En ese momento estaba cegada, llevar a una paciente de cáncer sin ningún tipo de cuidado médico a un concierto no sonaba como el desastre en el que acabó.

El final del día afectaba a las aves; alcé la vista, encontrando decenas de ellas volando con una velocidad increíble, parecía que sus pequeñas cabezas se chocarían. Una imagen no muy agradable de un pájaro cayendo muerto a mis pies inundó mi mente. Mi cuerpo se sacudió del asco. Con ver a La huérfana asesinar una con una roca, me bastó.

La oscuridad aún no alcanzaba su auge. Los postes de luz brillaban tanto como la luna y las ventanas de los edificios que encerraban al parque, Hanna decía que era una especie de Central Park en menores dimensiones y presupuesto, estaba segura de que lo visitaríamos las tres juntas. El plan era que yo tomaría fotos, Elda administraría el efectivo y ella pasearía magnífica en las calles de Manhattan, por si alguna agencia de modelaje reconocía su talento natural.

Por obvias razones, habían más personas de lo usual; vampiros goteando sangre artificial, hechiceros lanzando encantamientos, niños disfrazados de las casas de Harry Potter, payasos que daban más ternura que miedo, etcétera. Se suponía que esa noche era mi oportunidad de ver Mean Girls por sexto año consecutivo, mi placer culposo, pero si ellas no estaban perdía el sentido. Era factible que el disfraz de mamá sería el de la Reina de Corazones o de Maléfica, tal vez una mezcla de ambos. A medida que lo meditaba, la fiesta se acercaba peligrosamente a la definición de "absurda", por no decir que me parecía estúpida y desalmada.

La pantalla de mi teléfono se iluminó a los pocos minutos, algo me llevó a pensar que era mamá exigiendo que regresara. No fue el caso. Una sonrisa curvó mis labios antes de llevar el móvil a mi oreja.

Si las estrellas mueren [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora