16 - Que ruda -

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Salté por el sonido del golpe de la puerta.

- Casi me matas del susto. – Dije y cerré la llave. – Es el baño de mujeres, no deberías estar aquí.

Mantén la calma.

- ¿Acaso no me tienes miedo? – Se acercó a la puerta de salida y la cerró con seguro.

- Cuando nos conocimos dijiste que no me harías daño.

Respira.

- ¿Y crees que eso sigue en pie? – Se acercó y colocó un dedo sobre mi mentón haciendo que levantara el rostro. Me hice para atrás logrando que me soltara. – Supongo que ya te contaron quien soy.

Respira.

- ¿Qué quieres? – Me alejé más.

- Nada en especial, solo quería saber cómo estabas. Cuéntame, ¿qué tal la vida en la U.A?

- No tengo porque responder a alguien como tú. Tengo que irme. – Me acerqué a la puerta.

Se me acercó por la espalda y chocó bruscamente su brazo contra la puerta.

- ¿Acaso me tienes miedo?

Sí, lo tenía.

- No, déjame salir. – Lo miré fijamente.

Mantén la calma.

- Sí, me tienes miedo. ¿Acaso te asustó la pequeña nota en tu habitación? Alguien muy especial me pidió que te la dejase, fue un detalle único lo de la ventana. ¡Boom!

Golpeó mi brazo con fuerza y sentí una picadura en el lugar. Lo empujé con toda la fuerza que tenía.

- ¿¡Qué demonios te sucede!?

- Qué ruda. – volvió a acercarse.

- Ni se te ocurra acercarte. – Lo apunté con un dedo. - ¡No puedo tener una vida tranquila como cualquier otra persona!

- ¿Por qué te enojas? No lo hagas, o en ese hermoso rostro saldrán arrugas.

- No me jodas. Dabi.

- Por fin dijiste mi nombre. Me alegra saber que lo recuerdas. – Sonrió y extendió sus brazos.

- Leí todo lo que hiciste, claramente lo recuerdo.

- Oh, verdad, hay alguien más que quiere conocerte. Quizá deba llamarlo.

- No tengo por qué conocer a ninguno de tus amiguitos de la liga de villanos.

- No quiero armar un escándalo en este lugar, así que colabora. Nyx. – Extendió su mano. – Sé que tienes muchas preguntas y quizá yo tengo las respuestas.

Extendí mi brazo y activé mi Quirk haciendo que Dabi chocara contra la pared que tenía tras él, lo mantuve ahí mientras yo me acercaba a la puerta.

- Puedes irte, no te haré daño, pero quien sabe, quizá un día de estos quiera jugar con tus amiguitos o con esa niña que sueles cuidar, o pase a visitarte nuevamente, puede que esta noche para qué sigamos con nuestra conversación, aunque el efecto pasará en unas doce horas, creo que podrás llegar intacta hasta la U.A. espero que tengas dulces sueños. Nyx. – Levantó una jeringa y sonrió. Una niebla negra lo envolvió y desapareció.

Me arrimé a la puerta y coloqué mis manos sobre mi pecho. Cerré los ojos y respiré profundamente. Mis manos estaban temblando y sudaban frío. Sentía las piernas débiles Bajé como pude él cuello de mi suéter para descubrir mi hombro y vi un pequeño rastro de sangre.

Como Una Estrella Fugaz BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora