¿El sueño o la realidad? (Flamantha)

Capítulo 25 - THE SURPRISES NEVER END

Eso de que el tiempo pasa en un abrir y cerrar de ojos al parecer es cierto. Siento que fue ayer que festejaba el primer año de mi pequeña niña y hoy ya comenzaba la escuela primaria. Si bien ella es una niña muy entusiasta y alegre, estaba nerviosa. Ayer me había dicho que tenía miedo de que sus compañeros sean malos con ella o que no la quieran, entre otras cosas. Es increíble la cantidad de cosas que pueden pasar por la cabeza de una niña que aún no cumplió seis años. Sé que por su cabecita pasaban muchísimas más cosas de las que me decía. En ese sentido no puedo negarme que sea igual a su padre.

Hace un tiempo descubrí que, como ella todavía está aprendiendo a escribir, todo lo que pensaba y sentía lo reflejaba en los dibujos. No sé cómo pero ella conseguía plasmar en ellos todo lo que sentía. Cuando apenas conoce a alguien suele ser muy callada, es como si estuviera analizando si delante de la persona que está conociendo puede actuar como ella misma y, cuando descubre que sí, sale la Debbie hiperactiva, positiva y entusiasta, como yo.

Creo que yo también estaba igual de nerviosa que ella, ahora debía separarme de su lado cinco veces a la semana. Y se sentía extraño. Nunca pasé tanto tiempo separada de ella, pero sé que es necesario. Además quiero que mi pequeña conozca gente nueva. En Inglaterra solíamos ser prácticamente nosotras dos solamente, al vivir en un lugar tan grande es difícil hacerte conocidos y yo siempre me la llevaba donde fuera, lo que le impidió hacer amigos.

Faltaba una hora para el comienzo de las clases, tan solo estábamos a quince minutos del colegio por lo que teníamos tiempo de desayunar tranquilas y recién salir para allí. Terminé de arreglar a Debbie y le saque varias fotos para que me quedaran de recuerdo de ese día tan especial, en ese momento entró Anaju y nos montamos una sesión de fotos entre las tres, lo que sirvió mucho para que ella se distrajera un poco

- Tía Anaju, ¿me veo guapa? - le preguntó con esa vocecita tan aguda y dulce que tiene y con la cabeza baja, un poco avergonzada por la pregunta que acababa de hacer

- Cariño tu ya eres guapa pero ahora te ves muchísimo más guapa porque pareces toda una señorita - le respondió tomándole la cara y llenándola de besos

- ¿De verdad? ¡Que guay! ¿Escuchaste mami? - me preguntó a mi dando unos saltitos

- Pero a ver Debbie, ¿Cómo vas a dudar tu de lo guapa que eres? Tu eres la niña más bella que existe en el mundo - ahora era yo quien la llenó de besos hasta que pidió que me detuviera porque iba a despeinarla

- Además, mi querida sobrina, como no vas a ser tu tan bella si eres igual que tu mamá y ella es bellísima

- Eso es verdad tía, mi mamá es la más hermosa de todas

- Pero bueno cuan expresivas estamos hoy eh, y si vamos al caso tu tía Anaju no se queda atrás

- Si mamá, las tres somos muy guapas, las más guapas de todo el mundo - mientras hablaba hacía gestos con la mano intentando mostrar lo grande que era el mundo aunque de un momento a otro se quedó quieta y pensativa

- ¿Qué pasa cariño?

- Es que... mamá, ¿mi papá también es guapo? - esa pregunta me cayó como un baldazo de agua fría, si que no me la esperaba

- Cariño, eso ya lo hablamos. Además... recuerda que te dije que la belleza no es tan importante como lo que hay en nuestro corazón

- Es verdad mami, no lo olvido - ahora ya respondió más tranquila. Honestamente no me sentía muy bien cuando me preguntaba por el porqué, de casualidad que lo hacía, era muy repentino

- Bueno ahora vamos a desayunar que si no llegaremos tarde

Desayunamos y salimos de casa veinte minutos antes del comienzo de clases. Mi hermana nos llevaría cada día porque ella también debía entrar a trabajar esa hora. Con suerte también le daría clases a Debbie lo que le hacía demasiada ilusión. Lo que si es que aún no sabía quién sería su profesora, no me lo habían dicho y Anaju no estaba segura tampoco de quien seria. Pero bueno, mientras la trate bien y sea amable, no importa quien sea.