Capítulo 30 - THE FILM OF OUR LIFE

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Narra Flavio

La fiesta de Rafa estaba siendo increíble, todos se estaban divirtiendo. Bailaban, bebían y también comían. Las chicas, incluida Samantha, estaban bailando como si nunca antes lo hubieran hecho. Estaban felices. Ver a Samantha así, riendo y siendo ella misma era algo muy lindo. Estaba llena de vida y echaba de menos verla así. Estaba embobado mirándola, con Gerard y Hugo estuvimos observándolas un buen rato mientras bebíamos hasta que tocó cantarle el cumpleaños feliz a Rafa. Luego de eso nos acercamos a las chicas para no seguir solos y en ese momento Samantha dijo de ir al baño, fue sola para que no quedáramos solos nosotros que recién nos habíamos sumado a ellas.

Había pasado un buen rato desde que Samantha se había ido al baño y me resultaba extraño que demorara tanto, las chicas estaban entretenidas bailando así que decidí ir a ver. Mi intriga se debía mas a que había visto a un chico que iba tras de ella y yo no lo conocía de nada, no lo había visto en mi vida y me resultaba demasiado extraño. Entonces fui en la misma dirección que había ido ella. Justo cuando pasaba por lado del baño la música se había silenciado y pude escuchar la voz de una chica desde adentro

- Ayuda. Por. Favor. Alguien. Que me ayude. No lo hagas. Por favor. – escuche desde adentro del baño que una chica decía con la voz entre cortada y se notaba que alguien intentaba callarla así que sin pensarlo dos veces, entré y vi como un tipo estaba teniendo a una chica contra el suelo intentando abusar de ella

- Oye idiota, cuando te dice que no, es no – le dije y lo levanté tirando de su remera sin ver quien era la chica, cuando me miró le di una hostia en el rostro y tras trastabillar se fue corriendo de ahí. Lo quedé mirando para asegurarme que se fuera y ahí me di vuelta a ayudar a la chica que estaba tapándose el rostro con su mano ya apoyando su espalda en la pared

- ¿Samantha? – un sentimiento de angustia se apoderó de mi en ese momento, no podía creer que fuera ella a la que hayan intentado abusar, si me hubiera dado cuenta antes iba a hacerlo pagar al tipo por haberle intentado hacer daño – Samantha, ¿estas bien? ¿te hizo algo?

- Sal de aquí, no me hagas daño  - me dijo entre sollozos y con el rostro aun tapado por sus manos, no me había visto, no sabía que era yo.

- Samantha, soy yo, Flavio. Ya no te harán daño. Yo estoy aquí – le dije mientras tomaba con cuidado sus manos para que me viera

- Fla… Fla… Flavio… - cuando me vio me abrazo y rompió en llanto

- Samantha tranquila, ya no te hará daño, ya se fue. ¿llegó a hacerte algo? – negó con la cabeza sin soltarme del abrazo. Yo la hice que se aferrara más a mí y así estuvimos hasta que se calmó. Se separó de mi y quedamos mirándonos a los ojos – salgamos de aquí, necesitas aire – ella asintió y fuimos al patio y nos sentamos en uno de los banco que había allí. Me senté a su lado pero sin dejar de mirarla, quería asegurarme que estaba bien

- Muchas gracias Flavio. Sin ti… si no hubieras llegado a tiempo él… bueno. Ya lo sabes – me dijo mirándome a los ojos

- No tienes nada que agradecer Samantha. Pero, ¿estas bien?

- Si, un poco asustada aún pero bien, porque estás conmigo. Sé que ahora no me pasara nada

- Samantha, nosotros no seremos nada en este momento, pero siempre estaré para ti, siempre estaré cuando me necesites y nunca permitiré que alguien te haga daño mientras yo esté cerca.

- Gracias Flavio. De verdad – tras responderme nos quedamos en silencio un rato largo, era de esos silencios que para nada son incómodos. Cuando nos conocimos, esos momentos siempre estuvieron presentes, era algo nuestro, nos hacíamos compañía en silencio porque a veces necesitábamos solamente estar en silencio y a veces también necesitábamos compañía, aunque no habláramos. Así estábamos ahora, yo haciéndola compañía sin presionarla para hablar. Después de haber pasado bastante tiempo así, finalmente rompió el silencio – Flavio, ¿crees en el destino? – me dijo sin dejar de mirar el cielo estrellado que se notaba mas porque la casa de Rafa estaba bastante alejada de la ciudad y por lo tanto no había tantas luces

¿El sueño o la realidad? (Flamantha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora