Bulma es obligada a casarse con un hombre que no conoce, su padre es quien la obliga a hacer tal cosa con el único objetivo de obtener más dinero al asociar su empresa con la de su futuro yerno.
Pero lo que el Dr. Brief no sabía, era que estaba entr...
Eran aproximadamente las siete de la noche y Bulma entraba a la habitación que compartía con su esposo. Se sorprendió al ver en la cama una caja mediana color blanco.
— ¿Y esto? — Tomó la caja y la abrió.
— Ese es el vestido que quiero que utilices esta noche — Respondió Vegeta al salir de su closet acomodándose la corbata.
— Te dije que no iré contigo — Bulma miró de reojo el vestido negro que se encontraba en la caja y no pudo negar que era bonito y que a la vez se veía fino y carísimo.
Vegeta sonrió de lado — Te lo pones tú o te lo pongo yo, decide.
— Responde solo a esto ¿Por qué insiste en que te acompañe?
— Por el simple hecho de que eres mi esposa.
— Sabes muy bien que esa no es la respuesta correcta porque no me amas como a una verdadera esposa de la cual estés enamorado — Volvió a dejar la caja sobre la cama — ¡Ah, ya sé! Lo que quieres es que te acompañe porque seguramente habrán periodistas y tienes miedo que ellos te tomen fotos comprometedoras con otras mujeres, ya que si es así estarías en boca de todos y tu reputación se iría al carajo, así todo el mundo descubrirá el maldito infiel que eres — Dijo Bulma apretando sus puños.
Vegeta ya harto de las locas ocurrencias de Bulma solo asintió con la cabeza — ¡Ahora ponte ese vestido de una buena vez para irnos! — Dijo irritado para luego salir de la habitación dando un portazo — Mujer loca. Es obvio que solo la quiero para presumirla y que todos vean la mujer que tengo por esposa ... Bulma, es el premio perfecto para presumir — Dijo para él, mientras entraba a la sala.
Bulma soltó un suspiro, tomó la caja y entró a su closet, se colocó el vestido negro que se pegaba a su cuerpo resaltando su delgada cintura. Se puso un poco de maquillaje, muy leve, casi lo único que resaltaba era su labial rojo.
Bulma salió de la habitación y bajó por las grandes escaleras, se dirigió a la sala en donde imagino que estaba Vegeta. Desde el marco de la puerta lo vio sentado en el sofá, el traje azul marino que llevaba hizo que Bulma se muerda inconscientemente el labio inferior de una manera muy leve para que él no lo note.
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— Bien, vámonos — Comento el pelinegro al verla recostada en el marco de la puerta.
Salieron de la mansión diez minutos antes de la hora que indicaba en la invitación, Vegeta cálculo el tiempo preciso para llegar puntual al centro de la ciudad, en donde se encontraba el antro reservado especialmente para el cumpleaños de su amigo.
Al llegar Vegeta ayudó a Bulma a bajar del auto para después cerrar la puerta y colocar su mano en la delgada cintura de ella, ejerció presión y la apegó un poco a él. Caminaron hacia la entrada pero cierta peliazul se sentía incómoda por su repentina cercanía.
