Capítulo 67.

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Chan terminó de ducharse y de vestirse.

—¿Te vas a ir con el cabello así de húmedo?— le pregunte cuando me dijo que estaba listo.

—Si, supongo...

—Sientate en el sofá...— el obedeció sin decir nada y me levanté para ir al baño por alguna toalla limpia, teníamos que lavar ropa pronto ya que había demasiada en el cesto de ropa sucia.

Volví a él living con una toalla y me puse frente a él para comenzar a secar su cabello.

(...)

Cuando Katerina me dijo que me sentará en el sofá no pensé que haría algo como esto, el simple hecho de que secara mi cabello con una toalla me hizo querer llorar, mi corazón dolió porque ella no podía imaginar el cuánto la amaba, quería estar toda una vida con ella sin importar que.

Puse mis manos en sus caderas y la acerqué un poco más a mí, un par de lágrimas resbalaron por mi mejilla, nunca tuve el tiempo para tener citas porque desde los 13 años me enfoque en ser alguien reconocido, me enfoque en mi trabajo, nunca tuve oportunidad de sentir algo más, nunca pensé en chicas o chicos...

—¿Porque lloras? ¿Fui muy brusca?— Katerina me miró preocupado, el ver su rostro me hizo querer llorar aún más. La abrace más fuerte y escondí mi rostro en su cuerpo mientras sollozaba.

Estába irrevocablemente enamorada de Katerina Voltok.

—Chris ¿Estás bien amor?— el escuchar su voz, el escuchar como me llamaba cariñosamente, me hacía sentir jodidamente increíble, quería decirle a todos quien era mi pareja... Pero no podía hacer eso y era lo que más coraje me daba.

(...)

Chan no dejaba de llorar y cada vez me acercaba más a él, me abrazaba cada vez más fuerte, solo me límite a acariciar su cabello seco, su cabello natural me encantaba, no era lazio tenía el cabello con rulos y le quedaba fenomenal.

Después de un rato me hizo sentarme en sus piernas, con un par de toallitas húmedas las cuales se encontraban en la mesa de el centro comencé a limpiar su rostro. El solo observaba mi rostro, sus ojos viajaban de mis ojos, a mi nariz después a mis labios, mis mejillas y así durante un tiempo.

—¿Me vas a decir por qué llorabas?— acaricie su mejilla y otra lágrima salió de su ojo derecho.

—Solo... Estoy muy feliz, estoy muy feliz de haberte encontrado— tomo mi mano que acariciaba su rostro y dejo un beso en el dorso de esta.
Mi corazón dió un salto al escuchar esas palabras, mi respiración comenzó a ser irregular y sentí una extraña sensación en el estómago.

Lo tomé del rostro y lo bese, el me siguió el beso, el cual era calmado, sin ningún apuro, hasta que el lo rompió.

—Vayamos a desayunar— palmeo mi cadera con su mano, asentí y me levanté de su regazo.

Pedimos un taxi y esperamos, el no dejaba de jugar con los dedos de mi mano, a pesar de todo este tiempo me seguía sorprendiendo el tamaño de sus manos, eran grandes, muy lindas y bastante toscas, mi mano era diminuta pareciera que en cualquier momento la haría pedazos.

El taxi llegó y revisamos que lleváramos lo necesario, apagamos el televisor y después las luces, justo adelante, fuera de la casa nos separamos de modo que parecieramos solo amigos. Subimos al taxi y miramos por la ventana, llegamos a él centro de Seoul y comenzamos a mirar las cafeterías, definitivamente entraríamos a la que estuviera menos llena.

Encontramos una y entramos, Chan me dijo que fuera a separar una mesa, el me conocía bastante bien, así que confiaba en lo que pediría por mí. Busque una mesa cerca de la ventana, el día estaba bastante bonito, no había tantas personas en la calle ya que era lunes por la mañana.
Chan comenzó a caminar hacia mi, sentía como mi corazón se aceleraba con tan solo verlo, era tan perfecto, lo ama de una forma que nadie se imaginaba, lo amaba tanto que dolía.

Se sentó frente a mi, para esperar que las bebidas estuvieran listas, me miraba con una sonrisa tranquila, sinceramente no sabía lo que la mía transmitía pero la suya sin duda era un "soy un buen chico, no te haré daño".

—¿Porque me miras tanto?— Chan se burló.

—¿No puedo hacerlo?

—Creo que si— sonrió de una manera en la que me hizo derretirme en mi asiento.

Nuestras bebidas estuvieran listas y el fue por ellas, llegó con una bandeja, había dos rebanadas de pastel, uno de chocolate y otro de fresas.

Comenzamos a comer en silenció, no sabía que decir exactamente, solo quería tomar su mano, quería estar cerca de el. El pareció ver qué no diría nada sin que el comenzará la conversación, así que comenzó a hablar sobre los ensayos y ese tipo de cosas, también comenzó a contarme sobre algunas anécdotas cuando estaba en Australia, me divertí mucho estando con Chris a solas.

(...)

Después de desayunar volvimos a casa como habíamos dicho, tenía tiempo de no haber salido como una persona normal, tomé mi móvil y comencé a ver las redes sociales, había un millón de fotos en las que aparecíamos Chris y yo, en todas decían que teníamos una química increíble, decían que deseaba una amistad como la nuestra, otras me acusaban de serle infiel a Soobin, deje el móvil a un lado. Me levanté del sofá y entre a la habitación donde Chan estaba sentado en su cama con la espalda en la pared con los ojos cerrados.

Me senté en sus piernas a horcajadas y el pego un brinco al sentirme, abrió los ojos de golpe.

—Me asuste— sonrió.

—¿En qué pensabas?— puse mis manos en sus hombros.

—Solo... Me molesta como te insultan...— puso sus manos en mis caderas.

—Siempre lo hacen, desde que entré a el grupo...— acaricie su rostro.

—Y eso es lo que más me molesta... Sin conocerte te insultan... Te tratan como si fueras una persona mala y... Eres la persona más dulce que he conocido— tambien acarició mi rostro.

—No lo soy...

—Lo eres— durante un largo rato nos miramos a los ojos, cada quien con una mano en el rostro del otro.

Quería besarlo, quería poder sentir sus labios sobre los míos, sentiré su respiración cálida cerca de mi rostro.

Puse mi otra mano en su rostro y lo atraje a el mío, junte nuestros labios, no los movió ni yo tampoco después de un rato comenzó a moverlos lentamente, poco a poco el beso comenzó a ser más rápido, con más necesidad. Me acerqué más a él, no me gustaba aceptarlo pero Chan provocaba cosas en mi cada que me besaba de esta forma, era la primera vez que comencé a perder el control.

Baje mis manos hasta su cinturón y comencé a desabrocharlo.

—Katerina...— dijo mi nombre entre el beso.
Terminé desabrocharlo y seguí con su pantalón —Katerina, detente.

Me tomó de los hombros y me apartó, sus mejillas estaban al rojo vivo, su respiración al igual que la mía estaba agitada.
Después de un rato reaccioné, Chan no era de ese tipo de chicos y yo...

—Perdón— sonreía avergonzada y me baje de su cuerpo para después salir de la habitación.

The Best Leader (Bang Chan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora