Nuestro Destino

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Narra Arthur

Llevaba un par de semanas viviendo en aquel orfanato.

-Pero si es el pequeño Arthur- me dice uno de los chicos más grandes mientras lavo mi ropa- Ya que estás aquí por qué no nos ayudas con esto- agrega arrojando un saco de sábanas sucias hacia mí.

-¿Qué acaso no tienes manos?- le digo desafiante, los otros niños me habían advertido sobre este lugar, cuando eres el nuevo, los mayores te molestan y si bajas la guardia, serás su presa mientras vivas aquí, no es muy diferente a lo que Kay hacía conmigo, pero no estaba dispuesto a permitirlo de nuevo.

-Qué valiente- me dice otro de ellos alistando sus puños- Escucha enano, no te das cuenta que estás en desventaja, somos 6 contra uno.

-No se contar- les digo sin inmutarme- Pero no me importa cuántos sean, no pienso tenerles miedo.

-Además no está solo- dice la voz de una mujer tras de mí y los otros niños ponen cara de terror.

-¡Es... es ella!- grita uno de los chicos.

-¡Si, es una de ellos!- exclama el otro antes de salir corriendo despavoridos.

Me giro lentamente y entonces reconozco ese rostro, de los letreros de se busca, pero en lugar de sentir miedo le dedico una sonrisa.

-Vámonos antes de que se haga un alboroto- me dice ofreciendo su mano y yo la tomó sin pensarlo con una confianza que nunca había experimentado, como si conociera a esa persona de toda la vida.

Cubre su rostro con su capa y corremos entre los callejones hasta un pequeño granero en las afueras del pueblo, a estas horas esos niños deben haber corrido la noticia y estoy seguro que pronto el lugar será un caos, no por mi desaparición, sino por las personas que quieran atrapar a mi acompañante.

-Deberíamos escondernos mejor- le digo preocupado.

-Nadie viene hasta este lugar y estoy segura que nadie les creerá a esos niños, así que nos quedaremos aquí esta noche y partiremos por la mañana a primera hora, ya que sir Héctor no está debo cuidarte personalmente a partir de ahora Arthur- la veo anonadado mientras mi mente trata de organizar ideas- ¿Si sabes quién soy? ¿No es así?- dice cruzando sus brazos y moviendo uno de sus pies con gesto impaciente.

-Ehh... eres uno de los pecados capitales- respondo mientras trato de hacer memoria, claro que recuerdo su rostro por los letreros, pero no estoy seguro sobre su nombre- Eres Diana, supongo...

-No, soy Merlín el jabalí de la Gula- dice mientras se quita la capa que la cubre, revelándome su tatuaje, pero también el pequeño conjunto que la cubre, yo era un niño en ese tiempo, pero aún recuerdo su provocativa elección de prendas que dejaban poco a la imaginación.

-Ah claro- le respondo sonrojado y tratando de apartar la mirada- Lo siento mucho, no sé leer y sinceramente creí que el pecado de la Gula era el hombre gordo.

-Bueno eso pudo ser una buena deducción- me sonríe mientras saca de entre la paja una pequeña bolsa con comida- Ten, la comida de ese lugar debió ser muy mala- agrega mientras sujeta mi rostro con sus manos poniéndome más nervioso, su mirada me analiza y sus manos viajan a mis brazos y pecho tocándome como cuando eliges que fruta comprar- Si, definitivamente debes comer mejor, te esperan muchos desafíos mi pequeño Rey.

-Espera- digo encarándola finalmente- ¿Antes que nada quiero saber qué relación tienes conmigo?

-Paciencia- me dice frotando mi pelo- Todo se te revelará a su debido tiempo.

****

Y en efecto, poco a poco conocí la verdad sobre mi origen, yo era el auténtico heredero del reino de Camelot, Arthur Pendragon, hijo del Rey Uther.

Mis padres me habían rechazado y Merlín me había llevado con sir Héctor, ahora toda Britannia corría peligro, el clan de los demonios y el clan de las diosas que permanecían sellados resurgirían, por eso ella había venido a buscarme, porque yo también tendría que ser partícipe de los eventos que sucederían tiempo después.


Born in ChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora