Uther e Igraine.

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Narra Merlín.

Mi vida y la de Arthur siempre estuvieron destinadas a entrelazarse, eso lo tengo bastante claro cuando veo todo en retrospectiva.

Hace casi 20 años, mientras Meliodas y yo buscábamos aliados por toda Brittania para poder formar a los 7 pecados capitales, el entonces Rey de Camelot se había acercado a mi persona.

-Poderosa hechicera, he venido a pedirle un favor especial- me había dicho el monarca entrando a mi carpa.

En esos momentos yo viajaba por todo el reino con una improvisada tienda de pociones, obviamente no necesitaba el dinero, simplemente buscaba información y me divertía con las peticiones que llegaban hasta mi puerta.

Además en esos viajes había conocido a 2 de mis aprendices, Vivían y Lilia*

-No puedo revivir muertos, no puedo asesinar a alguien, no puedo hacerte inmortal y no puedo hacer qué alguien se enamoré genuinamente de tí- le había dicho de entrada, eran las 4 restricciones para usar mi magia, no es que realmente no se pudiera hacer, pero las enseñanzas de Belialuin, mi ciudad natal, eran claras. Los magos no debíamos alterar las vidas humanas de esa forma y ya las deidades de la Luz y la Oscuridad habían extinto a casi todo mi clan por no seguir esas reglas.

-Bueno...- dice el hombre meditando mis palabras como si la petición que fuese a hacerme hubiese estado dentro de esas restricciones- Entonces deberé pedirte otra cosa, ¿Hay algún hechizo que me ayude a cambiar mi apariencia por la de otra persona?

-¿Permanente o temporal?- digo yendo a mi catálogo, cuando has trabajado tanto tiempo en esto, ya pocas cosas pueden sorprenderte de los humanos y no sería la primera vez que alguien me hacía un encargo similar.

-Digamos que temporal- aclara el rey.

-Ok, ¿Piensas derrocar a alguno de tus enemigos tomando su apariencia?- le digo fingiendo interés mientras busco los ingredientes.

-No, deseo poder estar con la mujer que me ha cautivado- confiesa el monarca.

Los humanos podían ser a veces grandes estrategas y otras veces tenían planes demasiado estúpidos, no le di importancia al asunto, asumí que estaba obsesionado con alguna doncella comprometida o casada y al no poder deshacerse de su esposo, se conformaría con fingir ser él para fornicar con "su amor imposible".

Pagó lo acordado y salió de la tienda, unos meses después me enteré que había declarado la guerra al reino de Tintagel, causando la muerte del duque Gorlois, usurpado sus tierras y robado a su esposa Igraine.

****

-Lady Merlín- exclaman un par de guardias allanando mi tienda- Su Majestad Uther desea verla esta noche.

Sospeche por su tono que era algo serio, ese bastardo sabía lo que había provocado y seguramente intentaría "deshacerse" de mí, para no revelar su secreto. Le deseaba suerte a él y a todos sus guardias tratando de asesinarme esa noche, sin embargo las cosas no eran como yo esperaba.

-Hechicera de Belialuin- me saluda cortésmente.

-Buenas noches su majestad- respondo también de forma educada.

-Sabe, no fue una casualidad que yo llegase aquella vez a su local- explica con un tono que reconozco fácilmente, chantaje- He investigado sus pasos, los rumores son ciertos, su padre Lailoken y usted son de los pocos sobrevivientes de aquella ciudad que pereció hace mil años por desobedecer a los dioses, aunque aún desconozco la razón por la que lograron escapar.

-Yo era una niña en ese entonces- explico- No tuve nada que ver con lo que mis ancestros hicieron- miento ya que mi padre era en realidad el líder de aquella ciudad, condenó a todos a morir para poder escapar conmigo y aprovechar el poder que poseo.

-Si, los hijos no deben cargar el pecado de los padres- dice entonces caminando hacia el trono, en cuya parte posterior hay una pequeña cesta que no había notado- Es por eso que entenderá el favor que debo pedirle en esta ocasión- dice poniendo delante de mí aquel objeto y miró al pequeño recién nacido en su interior, cubierto con una gastada manta.

-¿Qué quieres que haga con este niño?- le digo entonces molesta.

-No es obvio- sonríe de forma asquerosa- Quiero que te deshagas de él, el método no me importa.

Esa basura de ser humano realmente me estaba enfermando y quería golpear su estúpido rostro, no es que yo fuera totalmente empática hacia la gente, pero despreciar así a un bebé era demasiado bajo.

-¿Acaso no es su hijo? ¿El príncipe de Camelot?- le llamo la atención- ¿Porqué quiere deshacerse de él?

-Un hijo bastardo nunca será bien visto por la nobleza, además nisiquiera se si el mocoso realmente es mi hijo, Igraine asegura que fue producto de la noche que estuvimos juntos, pero ella también tiene otros hijos de Gorlois de los cuales ya me ocupe, si voy a tener un heredero, debo estar 100% seguro de que lleve mi sangre y ahora que ella es mi esposa, tengo tiempo de sobra para asegurar eso, además lo que menos quiero es un hijo de mi rival queriendo vengarse, por eso necesito que me ayudes o toda Brittania sabrá que me ayudaste a destruir un reino.

-No necesito que me amenaces- le digo con molestía- Por la forma en la que desprecias a este niño, estoy segura que estará mejor en cualquier lugar que con la basura de padres que tiene, lo llevaré conmigo y te advierto, un día él tomará el lugar que le pertenece.

-Sobre mi cadáver- me reta el rey molesto mientras yo tomó la cesta y salgo del lugar, no sin antes recitar en el camino una pequeña maldición, para que ese par no pueda volver a procrear otro hijo.

****

Ya con la cabeza fría mientras empaco todas mis cosas para mudarme veo detenidamente el rostro de aquel pequeño, el bordado en su camisita me revela su nombre, Arthur.

-Arthur Pendragon- le digo cargándolo con cuidado- No puedes venir conmigo, no aún- digo sintiendo su calidez y la magia que emana de él- Pero cuando crezcas ten por seguro que vendré por ti y podrás reclamar todo lo que te pertenece.

No sabía que mis palabras tendrían tanto peso, ya que no era solo el reino de Camelot, cuando finalmente nos volvimos a encontrar, gracias a las visión del Rey Barthra, supe que además él era la persona que buscaba, el elegido por la espada legendaria, aquel que podría dominar el poder del Caos y con su ayuda gobernar toda Brittania, Arthur se convertiría en el Rey de Reyes.

Born in ChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora