Si desde la primaria en las listas de asistencia lo escribían incorrecto o las maestras no pronunciaban bien tu nombre, era un indicio que algo ya marchaba mal en tu vida. Eva, Eva, Eva... ¡Con un demonio soy Evan! Con N al final. Soy empleado de una agencia publicitaria, y mi de por sí horrible suerte y fortuna se volvió más horrible y pestilente luego de ese día, el día que conocí a esos tres, muy diferentes uno del otro, pero con algo en común: los tres se llaman Adán. Dicen que Eva hizo pecar a Adán, pero yo no me llamo Eva, así que esos tres me llevarán a pecar por cometer un asesinato, todos los hombres tenemos un toque te patanería, pero esos tres, esos tres son unos patanes de primer nivel, los odio y un día de estos terminaré matándolos.
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