La vida terrestre tuvo una segunda oportunidad después de extinguir a los causantes del daño. Los líderes de la nueva tierra impusieron normas para velar por el bien de la existencia humana. Así que nada ni nadie, tenía derecho a corromper sus principios, sobre el mayor de estos: No unir lazos entre reinos. Parecía todo en orden hasta que Seungmin, un bonito sirenio, involucró su sensatez con la sorpresiva personalidad de Hyunjin, un dragón del reino aéreo.