Capítulo 37

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A la mañana siguiente Seungmin despertó con Hyunjin durmiendo a su lado, se sonrió al imaginar que su padre iba a reprenderlos, pero también el sentimiento de considerarse realmente casado lo hizo sentir mejor. Salió de la cama cuidando no despertarlo, avanzó hasta la habitación de Hyunjin para buscar algo de ropa, entendía que el hecho de llevarse el uniforme de los varones seguramente eso le acarrearia algunos cuestionamientos escolares, pero no tenía más opción.

Llegaron juntos, sin importar cuantas personas voltearon a mirarlos mientras caminaban por los pasillos. Decidieron intentar mantener la compostura, pero notaban que algunos los miraban, quizás de más. Hyunjin quiso acompañarlo hasta su salón de clase, la mayoría de sus compañeros había llegado, incluso Minho, así que consideró que estaría seguro. Lo miró a los ojos, acarició su rostro, nuevamente no le importó que otros miraran.

En cuanto Seungmin ingresó a su clase, su amigo luciérnaga se adelantó para tomar su mano y dirigirlo al asiento, se le veía preocupado.

— Seungmin, todo se sabe ahora —declaró, pero el chico sirenio sonrió con dulzura.

— ¿No se supone que eso queríamos?

— No hablo de lo que ocurre en las villas, sí, hay muchas noticias por todos lados sobre las rebeliones en las villas y ha comenzado a filtrarse la información, pero lo tuyo con Hyunjin, eso es a lo que me refiero —aclaró, su amigo púrpura lo miró con atención—. ¿No viste tus páginas sociales? —Ante la negativa de Seungmin, él suspiró—. Todo el mundo sabe que Hyunjin y tú están juntos y bueno, amigo, acabas de llegar al colegio con su ropa...

— Es una larga historia —respondió, tallando su nuca por un momento—. ¿Crees que los profesores lo sepan? Youngmin fue quien dijo todo a mis padres, probablemente también fue él quien le ya contado a todos.

— Ese desgraciado...

— Oye, me hizo un favor —añadió, sorprendiendo a su interlocutor—, hizo el trabajo sucio por mí.

— Con Jisung y los chicos hablamos hace un rato, vamos a protegerlos a ti y a Hyunjin. Ya no hay clubes de cual echarlos, pero la gente es cruel. Sobre todo con los profesores tan enojados.

Durante las primeras horas de clase todo se mantuvo en cierto orden, aunque muchos murmuraban y lo señalaban cada tanto, los profesores aún no decían demasiado. Suspiró al comienzo del primer descanso, se sentía inquieto, quería quedarse dentro del aula, pero también necesitaba ver a Hyunjin. Sobre todo cuando él le envió un mensaje de texto diciendo que en su curso muchos le preguntaron sobre su relación.

— El ambiente se siente pesado, ¿o es únicamente mi imaginación? —Preguntó Jisung, tomado de la mano de Félix, caminaban todos juntos, siendo observados.

— Está tenso —asintió Minho, notando a la subdirectora caminando en su dirección—. Es la señorita JungHa caminando hacia nosotros, ¿cierto?

— Seungmin, venga conmigo.

Sus amigos tomaron su brazo de manera protectora, pero él decidió ir con ella, notando el disgusto.

Avanzaron uno junto al otro, las miradas que durante la mañana fueron sutiles se habían vuelto descaradas, lo juzgaban y murmuraban, algunos se reían, otros negaban con la cabeza. Seungmin sabía que eso terminaría cuando todos supieran la verdad, al menos la gente con un poco de decencia entendería y eso era lo que importaba. Notó que no se dirigieron a las oficinas sino al campus que unía diferentes áreas del instituto, se encontraban presentes la mayor parte de los alumnos, otros llegaban.

Hyunjin intentó luchar contra sus compañeros de atletismo, el entrenador y la directora. Pero entre todos fueron más fuertes que él y terminaron tomandolo por los brazos, aprisionandolo para dirigirlo hasta la explanada. Ser la burla de todos no era su molestia, sino el desconocer el paradero de Seungmin.

Antologías De La Nueva Tierra: El Canto Del Dragón (HYUNMIN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora