Capítulo 35

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— Cuando el matrimonio es consumado, la mirada del bydei jamás vuelve a ser la misma, adoptan ambos sus rasgos predominantes, pero esto no debe preocuparlos porque al ser del mismo reino a veces ni siquiera son notorios. Dicen que todos somos mitades en busca del complemento. Llegar a ser uno solo es la más grande de las dichas, pero ¡cuidado! Cuando ocurre, no hay marcha atrás. Jamás podrán pertenecer completamente a nadie más mientras la persona con quién fusionaron Etxu siga viviendo. Por eso deben elegir sabiamente, esta unión es para toda la vida —concluyó la profesora de Moralidad. Los alumnos cerraron sus cuadernos casi coreograficamente—. Bueno, muchos de ustedes han comenzado la vida adulta, entonces confiamos en su sabia toma de decisiones. Pueden marcharse.

El asunto de la época de casamientos a comienzos de los veinte años solía ser atrayente. Muchas personas conocían a la persona con quien iban a compartir la vida durante los años escolares, por lo que era habitual que los matrimonios ocurrieran entre los veinte y veintitrés años. Así que, por lo menos, Seungmin podía estar tranquilo con lo que había ocurrido entre Hyunjin y él ocho días atras.
Al principio temía que fuera evidente, pero por fortuna lo único que hasta el momento podría delatarlo sería el brillo en sus ojos, además de alguna manera su cuerpo y el de Hyunjin se sentían siempre atraídos uno al otro como si fueran imanes. Sabían que ocurría porque sus Etxu se habían unido.

— Hola, bonito —saludó Hyunjin, quien lo esperaba en la estación subterránea, junto a él se encontraba Jeongin, Minho, Christopher y Changbin.

— Hola a todos —respondió, dando la reverencia correspondiente a los aéreos de su peculiar grupo— ¿Donde están Jihwen, Jisung y Félix?

— Nos alcanzarán. Vienen un poco demorados —le notificó Minho, enganchandose a su brazo—. Vamos.

Después de haberles contado todo lo que sabían, el plan para hacerselo saber a los demás comenzó a funcionar. Eran un peculiar grupo conformado por los amigos de Seungmin, Changbin y Jeongin, quien hacia poco más de un año había sido cancelado por todos. Pero al final de cuentas el nuevo grupo particular estaba viajando hasta la villa de los marginados para establecer algún acuerdo con el alcalde que les permitiría comenzar una rebelión. Se merecían unos a los otros, sin duda.

Se sintió en paz cuando ingresaron a la estación de la villa, inmediatamente Hyunjin tomó su mano, estaban en un lugar seguro. El hombre de los boletos los saludó, Seungmin mostró su credencial de visitante recurrente junto a Hyunjin, subieron al tren y comenzaron el viaje. Era una ardua travesía que los llenaba de miedo, confusión, pero también alegría.

— Youngmin me mandó un mensaje para vernos, sabía que no debería haber ido, pero lo hice —le contó Minho, mientras Hyunjin y el resto hablaban sobre algo, él le prestó atención inmediatamente—. Solo me insultó y dijo que sabía sobre mi enamoramiento hacia él.

— Es un idiota que se muere de celos, pero no sabe decirlo —se quejó Seungmin, malhumorado por el chico hipocampo—. ¿Que respondiste?

— Que cualquier cosa que pude sentir por él había sido mucho tiempo atrás, así que podía bajarse de esa nube. Además, le dejé en claro que es un cobarde.

— Ese es mi chico —le sonrió, consiguiendo notar la felicidad de Minho—. ¿Que piensas de todo esto?

—Que mis padres van a regañarme cuando se enteren de que estoy incitando a otros a una revolución, pero va a valer la pena.

— Van a apoyarte, te aman demasiado.

— Lo sé, pero honestamente me preocupa un poco la reacción de tus padres, Seung. Cuando todo esto salga a la luz, y encima noten que Hyunjin y tú... Pues ya se entregaron... Van a morirse.

Antologías De La Nueva Tierra: El Canto Del Dragón (HYUNMIN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora