Capítulo 34

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Algunas cuantas semanas de trabajar en conjunto con Jeongin fueron suficientes para que Changbin consiguiera la información que necesitaba. Su compañero también había logrado filtrar desde la computadora de su padre todo lo posible. Una vez con tanto recaudado, decidió hablar con Hyunjin, le pidió a su amigo y a su novio que lo esperasen en la casa del chico dragón.

Tocó el timbre de la casa con Jeongin a su lado, ambos cargados de información, papeles y sus computadoras. Cuando Hyunjin abrió la puerta, notó lo sorprendido que se sintió al ver a Jeongin.

— Adelante —los invitó Hyunjin, dirigiéndose con ellod hasta la habitación donde Seungmin los esperaba.

Su novio de cabellos púrpura se encontraba nervioso, así que él tomó su mano cuando Changbin ingresó a su habitación, el par de chicos aéreos los observó por un momento antes de flotar hasta la alfombra al centro del lugar.

— Bueno, esto es más sencillo de lo que pensé, pero eso mismo lo vuelve complicado —comentó Changbin, tomando la mochila de Jeongin para buscar sus carpetas, la pareja los observaba—. Por cierto ya conocen a Jeongin, él me ha estado ayudando y es parte esencial de mi investigación.

— Claro, no tenemos problema con él, pero me gustaría que fueras un poco más específico, ¿a que te refieres con "investigación"? —Quiso saber Hyunjin, sentandose en la alfombra cerca de ellos, Seungmin a su lado.

— Resulta que tenían razón, sí que escondían muchas cosas —declaró Changbin, aunando un suspiro—. Dije no iba ayudarte porque estaba convencido de que no había nada por encontrar, pero lo hice de todos modos porque la inquietud no me dejaba dormir. Pensé que si no había nada que deber, no debería temer los resultados, pero estaba equivocado. Encontré... Lo necesario. Jeongin me ayudó a recaudar información y pruebas.

— ¿Pruebas sobre qué exactamente? —Murmuró Seungmin, comenzando a preocuparse. Changbin y Jeongin intercambiaron miradas un segundo antes de girar sus computadoras para mostrarle alguna variedad de fotografías.

— El elemento aéreo no es el elemento superior. El elemento Fuego y el elemento Nieve, lo son —informó Jeongin—. Y estos surgen cuando dos diferentes reinos cruzan su genética.

— Yo me permití investigar los reportes de los experimentos en la cruza de genes, y también realicé uno muy pequeño sobre la cruza de adn de sirena y adn de dragón... Los resultados son realmente impresionantes; si ustedes tuvieran un hijo tiene una alta probabilidad de pertenecer al elemento de la nieve, y una menor, pero muy interesante, de pertenecer al elemento del fuego. En cuanto a una luciérnaga y un hidra, la mayor probabilidad es que sea de fuego —les contó Changbin.

Seungmin y Hyunjin tomaron las computadoras para mirar, también los papeles y las carpetas. Era demasiada información para ser procesada con velocidad, pero los resultados eran alarmantes, encima... Prometedores.

— ¿Y el gen violento?

— No existió nunca un gen violento, Seungmin. Eso ha sido una mentira que los gobernantes aéreos han vendido a la nueva tierra para mantener controlados a todos.

— ¿No se suponía que estabamos viviendo en la segunda oportunidad del planeta para tener armonía, justicia y paz? —Indagó molesto, sus ojos se llenaban de lágrimas—. Han obligado a las personas a renunciar a su Etxu, a su elemento... A sus vidas. Han dormido a los hijos, ellos están...

— Esta vez no están agotando los recursos del planeta por dinero como lo hizo la antigua humanidad, pero los aéreos, los de nuestro reino, están controlando todo. Tarde o temprano, despertaran a los gigantes dormidos otra vez —sugirió Jeongin, tomando la mano de Seungmin para brindarle apoyo—. No dejemos que eso pase. Tenemos otra oportunidad para que se haga bien.

— Si es necesario comenzar una guerra, lo haremos —declaró Hyunjin, tomando también la mano de su novio—. Tenemos que mostrarle esto a todas las personas. Por favor, dejen todo esto aquí, y ya no muevan nada no quiero meterlos en problemas. No creo que falte mucho para que alguien comience a sospechar.

— Mi papá me ha preguntado algunas veces si he entrado a su oficina, creo que ya lo imagina —le contó Changbin—. En el laboratorio y en la base no hay cámaras. Las cámaras pueden hackearse, así que no las tienen. Pero si hay muchos filtros de seguridad que, hasta ahora, hemos conseguido burlar. Pero si haremos esto debemos actuar pronto.

— ¿Y que haremos? —Quiso saber Seungmin, acomplejado, sin dejar de mirar en todo lo que les habían llevado—¿Le mostramos esto al gobierno? Ellos ya lo saben, solamente nos harán callar.

— No al gobierno, sino a todo el mundo —respondió Jeongin, consiguiendo que la pareja lo mirara—. Haremos que estén enojados, los marginados, los viciados, los mixtos... Los terrestres son de buen corazón, estarán de nuestro lado. Además nunca faltará algún acuático o un aéreo que esté a favor de lo justo, que tenga algún secreto escondido simplemente que tenga un poco de humanidad. Así que sugerimos que esta no sea una pelea solo de nosotros.










Cuando Changbin y Jeongin se marcharon, ellos se quedaron solos en casa. Tyra no estaba, tampoco el padre de Hyunjin. Probablemente los de Seungmin no habían llegado. El sentimiento de terror que había embriagado su corazón era mucho mayor al miedo que alguna vez sintieron con la idea de ser marginados.

— La libertad da más miedo que el castigo —murmuró Seungmin, acercando la tetera a la mesita del balcón de su novio, él le ayudó a colocar las tazas—. ¿Que piensas de todo esto?

— Primero que nada, estoy orgulloso de lo inteligente que eres —declaró, tomando su cintura para guiarlo hasta sus piernas e invitarlo a sentarse—. También admiro lo dispuesto que estabas a renunciar a todo para seguir tu felicidad. Y también, respeto demasiado el valor que estás demostrando a pesar de estar asustado.

— Hyunjin nada de eso ocurriría si tú no me hubieses dado tu apoyo —meditó, mirándolo a los ojos. Su novio besó la punta de su nariz—. Yo era un cobarde, sometido, sin ideas propias hasta que apareciste en mi vida y sí que te la puse difícil, por cierto.

— Lo sé —rio, mirándolo a los ojos—. Pero justo ahora eres tú quien me da a mí el valor. Yo no pensaba en algo más, para mí la opción era renunciar a todo e ir contigo a la villa, pero no... Tú fuiste el de las preguntas, el de las dudas, eso me llevó por el camino correcto y miranos ahora, a punto de declararle la guerra al gobierno que dirige todo el planeta. ¿Que crees que significa eso?

— Quizás que nunca debes dejarme ir —sugirió con fingida arrogancia, antes de echarse a reir—. Si cuando todo esto salga a la luz, ellos deciden matarnos para callarnos, tienes que saber que te amo. Que mi Etxu te pertenece, que toda mi persona, mi espíritu, mi cuerpo, mi vida... Todo lo que soy es tuyo.

— Oh, vamos, cariño eso no pasará —le animó, acariciando su rostro con delicadeza—, moriría por ti, mataría por ti, y en todo caso sería un placer. Voy a defenderte, a ti y a tu sirena. Pero si morimos, me iré feliz.

Seungmin lo miró a los ojos, decidiendo ser quien se acercara para besar a Hyunjin. No era un beso como los demás, de hecho tenía la total intención de llegar más lejos. Se sintió contento al notar que el pensamiento era mutuo cuando se apartaron un instante y el dragón de Hyunjin apareció en sus pupilas, mirando fijamente a su sirena.

— ¿Estás seguro? —Murmuró Hyunjin, él asintió.

— Ya no hay nada que vaya a separarme de ti, y tampoco hay ningún riesgo. Estaremos bien.

Por años la unión de dos Etxu sonaba como la experiencia más importante, pero aterradora en la vida de dos personas. Seungmin había escuchado que eso era de sumo cuidado, porque una vez que la fusión de Etxu ocurría, era irreversible. Aquella tarde, mientras la luz diurna se perdía y el frío de los fines de invierno invadían la ciudad, cierta calma se colaba por la ventana. Las cortinas se mecían suavemente, la habitación se encontraba llena de algún tipo de calor corporal que movía suavemente la enorme cama de Hyunjin, mantenía a Seungmin concentrado en ese momento pacífico. Él era el hombre que amaba, formaba parte de su vida y de su cuerpo. También podía sentir claramente que el espíritu de su sirena y el del dragón se estaban tejiendo uno al otro.

— Te amo —murmuró Hyunjin, mirándolo a los ojos, él le sonrió aceptando un beso.

— Te amo más que a nada en esta vida, Hyun.

Antologías De La Nueva Tierra: El Canto Del Dragón (HYUNMIN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora