Capítulo 38

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El gobierno consiguió retomar el control sobre los medios de comunicación después de treinta horas, mismas en las que los marginados y algunos cuantos que se les unieron habían estado exponiendo vez tras vez las atrocidades que se realizaban en los laboratorios de experimentos. Changbin sabía que los altos mandos estaban furiosos, no le sorprendió que sus superiores estuvieran tan serios cuando ze presentaron a laborar en las prácticas. Ante todo estaban tratando de seguir la rutina como si fuese ajenos a ellos.

Los laboratorios estaban clausurados, hombres con traje y gafas oscuras se estaban llevando todo, otros revisaban las computadoras. Changbin se dirigió a la hilera donde sus compañeros se encontraban, todos erguidos y callados.

— ¿Que ocurre? —Preguntó a Jeongin en un susurro, este mantuvo la mirada al frente antes de responder de la misma manera.

— Están retirando todo, saben que las evidencias salieron de este edificio.

Se mantuvieron de pie durante más de una hora hasta que los funcionarios retiraron la mayoría de las cosas, entonces el sargento de la base Principal ingresó al lugar observando con seriedad a cada uno de los presentes.

— Alguien en este laboratorio ha estado robando información, necesitamos que nos digan quien fue —solicitó, paseándose entre los cadetes para observarlos cuidadosamente uno a uno. Cuando llegó con Jeongin y Changbin se detuvo por un momento, esperando, pero ambos se mantuvieron firmes con la mirada en alto—. De hecho, sabemos quienes lo hicieron, si se entregan podremos mostrar misericordia.

Ante el silencio abrumador el resto de los hombres se retiró para dejar al sargento a solas con los reclutas, este mismo parecía realmente enfadado.

— Sus padres son hombres importantes para la base Central, la mayoría de ustedes aún conserva su identidad al mantenerse leales al gobierno justo y benevolente que nos rige, pero algunos de aquí han decidido darle la espalda incluso cuando eso significaría deshonrar a sus familias. Por ahora no podrán salir del edificio, trabajaran en papeleos, así que pueden acompañar al doctor Park hasta su nueva área —señaló al hombre que aguardaba en el pasillo, todos dieron la vuelta para dirigirse con él—. Changbin, Jeongin, ustedes no.

Ante la declaración de su etiqueta ambos se quedaron quietos, Jeongin cerró los ojos por un momento antes de permitirse respirar con calma. Changbin matuvo los ojos puestos en algún punto en la pared vecina. Dos hombres altos e imponentes ingresaron al laboratorio; era sus padres. En ese momento sintió algo de vergüenza.

— Changbin... —murmuró su padre, deteniendose frente a él— ¿por qué?

— Porque era lo correcto —respondió con firmeza, pero el hombre pareció aterrorizado—. Estoy decepcionado de ti por permitirlo, por encubrirlo y por apoyar todas las atrocidades que cometieron contra los marginados y sus hijos. Los que merecen un castigo son ustedes, no ellos.

El hombre lo observó a los ojos, sabía en su interior que era verdad cada palabra dicha, pero no podía reconocerlo mucho menos delante de los demás.

— Ahora mismo no lo entiendes, pero todos pasamos por algún conflicto cuando nos enteramos. Ese sentimiento desaparece con el tiempo.

— Desaparece junto a tu humanidad. Te aseguro que busque alguna razón válida que justificara tales atrocidades, pero no la hay. Esto simplemente en beneficio de los gobiernos aéreos.

— Tu hijo no tiene remedio —le notificó el que parecía estar a cargo, quitándole la etiqueta y la tarjeta con las claves de acceso al joven pelirrojo. Posteriormente miró al padre de Jeongin—. Supongo que tú sabrás actuar mejor.

El padre del pegaso no dudó ni un momento en demostrar su ira, golpeó el rostro de Jeongin tan fuerte que incluso lo hizo caer al suelo. A continuación lo tomó por los cabellos para obligarle a levantar la mirada, de la boca del chico salía un gran cantidad de sangre. Changbin intentó acercarse para defenderlo, pero su propio padre lo detuvo.

Antologías De La Nueva Tierra: El Canto Del Dragón (HYUNMIN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora