Minho tomó su lápiz color azul dirigiéndose hasta su hoja para continuar el decorado del margen. Una sonrisa se asomó en sus labios, leyó nuevamente sus palabras, sintiéndose liberado. Escribir era su única manera de soltar la carga en su interior.
El chirrido de los tenis contra el suelo encerado le hicieron levantar la mirada. Observó a Youngmin jugando, de sintió contento al verlo tan bien, sin embargo, algo en su corazón estaba herido cuando notó qué su amigo volteaba a ver a la gradas, saludando al tímido chico que observaba. Minho no odiaba a Yeunsee, de hecho, era feliz de ver a Youngmin interesado en alguien y que le correspondieran. Lo que en realidad le hacía sentir mal era saber que Youngmin había sido un chico estricto nunca dispuesto a hacer nada en contra de la aprobación de sus padres, no obstante con Yeunsee ni siquiera lo había pensado.
El chico era una buena persona, amable, educado, inteligente, también un viciado. Su relación con Jisung no era prohibida, pero si muy mal vista, estaba puesta para los problemas, pero Minho conocía muy bien a su amigo sabía que era obstinado y que no se rendiría. Por lo que un suspiro escapó de sus labios, decidiendo dejar de mirar cuando notó a Seungmin y a Jisung ingresar al estadio. Ambos avanzaron hasta tomar sus lugares, en una de las primeras filas. Él se levantó, guardando sus cosas para ir con ellos.
— Youngmin ha mejorado —comentó Jisung observando el juego, con los codos apoyados en los respaldos de las sillas. Seungmin se inclinó, apoyando las manos en sus rodillas para observar también—. Hyunjin sin duda es muy bueno en esto.
— Todos lo son —reparó, visualizando a Minho caminar a su encuentro—, ahí viene Minho.
— Ese ingrato bydei —refunfuñó Jisung, recibiendolo con mala cara. Al darse cuenta de su expresión, el chico de cabellera verde se mostró ofendido.
— Ya te pedí perdón —se excusó sentándose junto a Seungmin. Jisung se estiró para golpear su cabeza, logrando que algunos de sus brillos naturales salieran volando—. No fue mi intención.
— ¿Pero que pasó? —Quiso saber Seungmin, sentándose correctamente para escuchar la discusión entre ellos.
— Ayer fuimos todos a cenar con mis abuelos —le contó Jisung—, Minho les contó sobre sus charlas de prevención, así que ahora ellos insisten que debo ir yo también.
— Pero no tienes que hacerlo, en serio —insistió Minho, lloriqueando por el disgusto del de cabellera dorada—, lo lamento.
— Tengo que hacerlo, el abuelo dijo que si no lo hago retirará mi fondo mensual.
— ¿Tanto quieren que vayas? Pero si no eres alcohólico —añadió Seungmin sorprendido por lo que escuchaba.
— Yo les diré que sí vas, no necesitas acudir en serio.
Estaban hablando y riéndose sobre eso cuando de la nada un balón a gran velocidad impactó contra el rostro de Seungmin, logrando qué perdiera la razón por un instante. Sus amigos se quedaron sorprendidos, volteando a ver a los del equipo, todos al instante señalaron a uno de sus compañeros quién se mostraba igual de sorprendido por el accidente.
Minho se puso de pie para auxiliar a Seungmin en cuanto notó qué un hilo de sangre púrpura salía por su nariz. Jisung se apresuró para ayudarlo también, sin embargo, Hyunjin abandonó el juego y se elevó para volar hasta llegar a ellos, no le importó que el entrenador le recordara que debería transportarse como el resto. Cuando llegó tomó el rostro de Seungmin con cuidado para analizarlo, Jisung decidió mantenerse al margen y observar, frunció los labios al ver al atleta preocupado auxiliando a su amigo.
— Vamos, te llevaré a la enfermería —declaró, tomando al chico en brazos para emprender el vuelo una vez más.
— Van a castigarlo por volar en la escuela —declaró Minho, deteniendo a Jisung cuando quiso seguirlos—, lo mejor es no hacer tanto escándalo, Seungmin estará bien.
— ¿Desde cuando son tan cercanos? —aprovechó a indagar, tomando asiento nuevamente, Minho junto a él.
— Últimamente ellos están conviviendo más, por causa de sus novios —le respondió, esperando que esa conclusión le fuera suficiente a su amigo, después de todo era lo que por donde sea opinaban—. De cualquier modo ¿por qué te lo preguntas? Todos tenemos más amigos o conocidos. Por ejemplo, tú tienes a Félix y a Jihwen.
— Sí, pero, se siente diferente —contestó, dubitativo— ¿Recuerdas el día en que dijeron que Seungmin fue "a la enfermería" ? —Preguntó, Minho asintió, sin entender el punto—. Hyunjin también salió del salón y dijo exactamente la misma excusa —murmuró intentando que nadie ajeno pudiera escuchar algo sobre la conversación—. Yo me salí para seguirlo, y fue al invernadero.
— ¿Cuál de todos? —Preguntó, interesado en saber los detalles.
— El que está después del gimnasio, eso no importa —le golpeó el hombro para ayudarla a concentrarse, sentía que Minho no le estaba tomando seriedad—, como a los cinco minutos llegó Seungmin al mismo lugar...
— ¿Seungmin? —murmuro, nervioso, comenzando a especular por donde iba el tema—. Tal vez estaban planeando algo para los chicos.
— Lo mismo dijo Félix —recordó Jisung—, es como si todos asumieran qué, el hecho de que Yeonha y Kwang sean mejores amigos, convierte a Hyunjin y Seungmin en mejores amigos también.
— Quizás ambos solo intentan llevarse bien para tener una convivencia más relajada —intentó convencerlo, pero el nerviosismo subía por su piel—. No le des tantas vueltas, Seungmin siempre ha sido sensato.
— Puede que yo esté alucinando, pero pareciera que ambos tienen un secreto.
Minho lo observó por un momento, conocía a su amigo, sabía que a veces era testarudo y aferrado, pero también que tenía un gran corazón. Antes cuando descubrió lo suyo propio pensó en contárselo a Jisung, pero temía que las cosas salieran al revés. En esos momentos, con el secreto de Seungmin en peligro se preguntaba si debería intervenir. Negó consigo mismo.
— Sinceramente, creo que estás alucinando.
Félix se escondió detrás de un árbol, asomándose para observar a Seungmin caminar, mirando a todos lados mientras parecía querer llegar a su destino tan rápido como pudiera.
Vagar era su especialidad, descubrir secretos también lo era. Por lo que sabía que tenía delante de sus ojos la posibilidad de averiguar lo que Seungmin ocultaba, pero temía que fuera algo malo. Inspiró tomando valor para salir de su escondite y sigilosamente seguirlo. Tal como esperaba se dirigió al invernadero.
Se ocultó detrás del muro cuando Hyunjin apareció. Jisung había dicho que tenían hora libre, y no le costó mucho especular qué probablemente Seungmin había encontrado algún pretexto para no entrar a su clase. Cuando los susodichos se encerraron en el lugar, él se cuestionó la posibilidad de esperar un momento y luego irrumpir para averiguar de una vez por todas lo que ocurría, pero hacerlo le supondría mayores problemas. Por lo cual decidió volar para llegar hasta lo alto de un árbol cercano, desde dónde esperaba ver en los tragaluces del techo del invernadero. Tuvo que ser ágil y escurridizo hasta encontrar la rama qué le permitía echar un vistazo. Lo más que pudo acercarse no le daba un buen panorama, por lo que tuvo que estirarse y tomar el riesgo, finalmente se llevó una sorpresa al ver a Hyunjin y a Seungmin sobre los costales.
No debería haberse impresionado tanto, quizás era algo que desde un principio entraba en sus sospechas, pero al final de cuentas si había hecho tanto solo para descubrirlo era porque estaba seguro del resultado. Descendió del árbol tan rápido como pudo, corrió a toda prisa para que nadie supiera que se había convertido en cómplice de un secreto tan fuerte.
Ingresó a su salón de clase haciendo molestar al profesor por llegar tan tarde, pero no le importó el regaño y fue hasta su pupitre. Su corazón latía con mucha fuerza, incluso había comenzado a sudar. Limpió su rostro con un paño mientras buscaba con la mirada a Jeongin, quien se encontraba en un rincón, mirando por la ventana. Era como un mal recuerdo, podía presentir qué la historia iba a repetirse.
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Antologías De La Nueva Tierra: El Canto Del Dragón (HYUNMIN)
FanfictionLa vida terrestre tuvo una segunda oportunidad después de extinguir a los causantes del daño. Los líderes de la nueva tierra impusieron normas para velar por el bien de la existencia humana. Así que nada ni nadie, tenía derecho a corromper sus princ...