Capítulo 21

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Hyunjin se encontraba preocupado, no había conseguido comunicarse con Seungmin durante todo el fin de semana, no atendía sus mensajes y las llamadas no entraban. En sus primeras clases se mantuvo atento a Jisung, intentando averiguar con sutileza si Seungmin ya había llegado, pero en cuanto el chico comentó que estaría solo en la coordinación de su clase de Danza, comprendió que su novio estaba ausente. Por esa razón decidió buscar a Minho durante el primer descanso.

Cuando el chico de cabellera verde lo notó, en seguida se encaminó a él dejando a los demás . Parecía que entendía muy bien su papel de complicidad.

— ¿Donde está Seungmin? No me responde y no sabía que tan prudente sería ir a su casa. Imagino que con todo el asunto sus padres estarán como locos —dijo, ansioso. Minho no pudo evitar reír con suavidad al considerarlo adorable.

— Vaya, si qué te preocupas por él —declaró, golpeado su hombro suavemente al verlo tan inquieto—, el resumen es este: los padres de Kwangmin fueron a llorarle a los de Seung y estos lo castigaron, le quitaron el celular y los permisos. Está muy triste y se enfermó.

— ¿Se enfermó? —Preguntó exaltado, Minho asintió con una mirada preocupada.

— Parece ser que le ha dado un resfriado —informó al dejarse caer en una banca, su acompañante se sentó también—. Vaya, chicos, ustedes sí que decidieron arriesgar el cuello.

— Seungmin merece todo mis esfuerzos. No me importa si todos me rechazan, él lo vale.

Durante el resto del día no pudo dejar de pensar en el asunto. Sabía que más que nunca debería comportarse con cuidado para no levantar sospechas y meter a Seungmin en más problemas, pero lo extrañaba. Además también
estaba enojado: no podía creer que los padres de Seungmin lo castigaran. Le molestaba pensar que eran tan cerrados de mente como para intentar obligarlo a estar en una relación que no quería.

Las ideas iban de arriba para abajo y le quitaron el ánimo, por lo que intentó dormir temprano, sin éxito. Se levantó de la cama al final de la tercera vigilia, buscó unos pantalones cómodos y se ajustó el calzado. Iría a verlo, nadie tenía derecho de impedirle estar con él y ya no importaba si era una decisión prudente o no. Por eso voló con sigilo y cuidado hasta su distrito.

Seungmin estaba llorando una vez más. Su fin de semana lo había pasado encerrado, triste y sin ganas de comer. Sus padres seguían molestos y su hermano menor no colaboraba mientras se colaba de sus problemas para ser el nuevo hijo preferido. Todo eso no le importaría si tan solo pudiera ver a Hyunjin, pero enfermo no se le permitía ir a clases. Se abrazó a la almohada cuando las lágrimas aparecieron nuevamente. El pesado respirar de una criatura le hizo levantar la mirada, unos golpecitos en la puerta de su balcón la invitaron a agudizar sus sentidos. Frunció el ceño poniéndose lentamente de pie. Otros golpes suaves le hicieron espabilar.

— ¿Hyunjin? —Murmuró al abrir y visualizar a su novio. El chico estaba en su balcón con una sonrisa de cortesía— ¿Estás loco? —Preguntó en voz baja, verificando qué nadie estuviera viendo.

—Escapemos —le pidió él, pero obtuvo una negativa, consciente de que era un riesgo que no quería tomar en ese momento—. Entonces entraré —avisó, empujando con gentileza al chico para ingresar a su habitación.

Seungmin sabía que él no se iría, tampoco era como si quisiera que se fuera, por lo que tuvo que llenarse de osadía e intentar que Hyunjin pasara la noche en seguridad. Le pidió que hiciera silencio, salió lentamente para mirar en los pasillos vecinos, cuidando qué nadie estuviera despierto, finalmente cerró su puerta con mayor confianza.

Una vez convencida del éxito de la misión abrazó tan fuerte a Hyunjin como pudo, se refugiaba entre sus brazos, necesitada de su protección. Saber que sus padres se encontraban en el siguiente pasillo no le hizo tener miedo. Esa adrenalina era beneficiosa, tratándose de que terminaba ocupandola para tener sus momentos de valor.

Antologías De La Nueva Tierra: El Canto Del Dragón (HYUNMIN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora