Odiar a alguien cuando solo tienes que verlo unas horas al día en el colegio nunca supuso un problema para Rodrigo, al fin y al cabo nunca volvería a ver al imbécil de Federico después de su promoción. Sin embargo, el destino tiene otros planes para él. Sin darse cuenta su vida empezará a dar un giro de 180° donde se dará cuenta que Federico era mucho más idiota de lo que pensaba, pero con el cual podía volver a caer enamorado sino tenía cuidado.