13. Los Haiba.

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(No te pares en este capítulo que hay otro a continuación esperando que lo leas ;)) )


Quedarme más tiempo del habitual fue por puro capricho, fácilmente podría haberme ido a casa para no salir hasta el día siguiente. Pero no, quería saber más sobre el equipo aprovechando los pocos momentos de paz que tenía.

Lo poco que había indagado sobre el Nekoma no me había defraudado en absoluto, al contrario, me hacía ansiar por verlos jugar de una vez por todas. Realmente quería ver lo buenos que eran los chicos y tener la oportunidad de ir al Interhigh con ellos. Me sentiría muy orgullosa de acompañarlos siendo mi primer año en el equipo, aunque también el último.

Entré al almacén y me dirigí a un armario metálico que había al fondo de la habitación. Del juego de llaves que tenía, escogí la que necesitaba y lo abrí. Con cuidado saqué lo que había en su interior para regresar a la pista donde había más espacio y mejor iluminación. Me aseguré que todo estuviera limpio antes de comenzar a extenderlo por el suelo. Una vez abierto, retrocedí un poco para mirarlo mejor.

—Conecten —leí en voz alta.

Hacía tanto tiempo que no veía un banner como este que incluso me trajo recuerdos de cuando yo jugaba.

>>Me pregunto si tendrán también su propio grupo de animadores.

Obviamente no los iba a comparar con las gradas del Seijoh y mucho menos con las de Shiratorizawa. Dudaba mucho que el Nekoma tuviera una banda y animadoras, o incluso que fueran tantas personas para animar. Lo más seguro es que tengan una animación normalita, nada de otro mundo.

Conectar. En eso se basaban ellos, en conectar el balón siempre, en el trabajo en equipo.

Me senté en el suelo, justo delante de la gran pancarta roja. Mis brazos estaban apoyados encima de mis rodillas y mi barbilla reposaba sobre mis manos entrelazadas, de mientras observé fijamente el kanji.

Se necesitaba una gran confianza en tus compañeros para lograr eso. Sí que podías jugar por y para ti mismo, pero también debías tener en cuenta que no estabas solo en la pista.

No estabas solo...

Eso era, —Por eso te cuesta tanto progresar.

Me quedé allí sentada durante unos largos 10 minutos, contemplando y analizando en silencio lo que tenía delante de mí. Algo tan insignificante me había aportado mucho más de lo que me imaginaba.

¿Realmente iba a ser lo suficientemente buena como para llevarlos al Interhigh?

¿De verdad iba a conseguir preparar esa arma que tanto quería para el equipo a tiempo?

—Ser mánager es complicado —suspiré antes de echarme hacia atrás, dejando caer mi cuerpo sobre el frío y rígido suelo del gimnasio.

Todos habían depositado su confianza en mí, con la seguridad de que mi trabajo iba a ser excepcional por el simple hecho de venir de una familia como la mía, pero yo no sabía tan bien cómo gestionar un equipo. Había estado toda mi vida jugando y aunque hubiera sido capitana, no era lo mismo.

—¿Qué haces mamá? —pregunté llegando a su lado.

Miré con curiosidad la bonita libreta que siempre llevaba mamá. Estaba llena de palabras, garabatos, formas y dibujitos.

—Repasando lo que anoté sobre el equipo para perfeccionar su gestión —respondió con normalidad.

Arrastré una silla hasta su lado y me senté. Una vez allí, la miré queriendo decirle algo:

La mánager ━━Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora