23. Seven minutes in Heaven or in Hell.

1.7K 169 156
                                    

(Más adelante te diré cuando poner la canción)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(Más adelante te diré cuando poner la canción)

Amanecía el último día completo de campamento.

Esta vez volví a tener las mismas vistas que el resto de los días: las mánagers de los otros equipos durmiendo a mi alrededor. Nada de libros ni equipo deportivo. Tan solo un aula vacía con un grupo de chicas dormidas.

Devolví mi mirada al techo y allí la dejé, mirándolo sin motivo alguno.

Esta semana había pasado tan rápido.

Tras cinco minutos donde no hice absolutamente nada, me levanté dispuesta a irme de allí. De mi bolsa saqué la chaqueta del capitán y mi libreta de apuntes antes de salir de la habitación sin hacer ni el más mínimo ruido. Una vez cerrada la puerta, me giré en dirección a donde quería ir, encontrando el largo pasillo tan deshabitado como siempre. Atravesé el corredor en silencio para no despertar a nadie mientras desenrollaba mis auriculares.

Iba con la cabeza gacha y tan concentrada que me choqué con el brazo de alguien sin darme cuenta. Alcé la vista para ver quién era la persona que había delante, encontrándome con una seria e impasible mirada en un ojos marrones.

No sé qué me sorprendió más: si que ambos tuviéramos cara de asco por habernos despertado hace poco o que nos miráramos como si la mera existencia del otro nos causara hastío.

Por su parte, chasqueó la lengua de forma molesta mientras cerraba la puerta de la habitación.

Por mi parte, le saludé, —Buenos días Tsukishima-kun.

—Buenos días.

Ninguno puso ni el más mínimo interés en ese saludo, pero nuestro movimiento fue casi automático. Caminamos por el pasillo uno a la par del otro, sumidos en uno de los silencios más incómodos y sepulcrales nunca antes visto. No compartíamos palabras y muchísimo menos miradas. Era como si nos negáramos a juntarnos mediante la interacción.

—¿Dónde vas? —me animé a preguntar.

—No lo sé —tan seco como su faceta de siempre.

—El desayuno no está listo y la mayoría siguen durmiendo, ¿quieres venir conmigo a la azotea?

No me hizo falta ni mirarlo para sentir como su mirada se había fijado en mí, mostrándome su ignorancia.

—¿Para qué?

—A no ser que quieras quedarte solo hasta dentro de un rato, no creo que tengas nada mejor que hacer, pero haz lo que quieras.

Ni siquiera me respondió. Yo sabía que no quería, no era difícil darse cuenta, pero terminó siguiéndome cuando retomé mi ruta.

Hasta yo me sorprendí.

Nos sentamos justo en la entrada, apoyando nuestra espalda en la pared. Era incómodo. Estábamos uno al lado del otro, en silencio, sin mirarnos, sin hacer nada; pero era lo que realmente queríamos y debíamos hacer. El que empezara la conversación iba a tener que forzarse a hablar.

La mánager ━━Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora