Aunque llevábamos un par de semanas aquí, todavía no lograba adaptarme al clima tan suave que había, no teniendo en cuenta la zona tan fría de la que venía. Por lo general, Tokio no estaba nada mal, no me sorprendía pero tampoco me desagradaba. No era la primera vez que venía aquí, pero sí la más duradera ya que las otras veces solo había estado durante un par de días. En comparación con esas, esta era para quedarnos para siempre.
De la noche a la mañana dejé atrás toda mi vida para trasladarme a Tokio junto a mi tío, concretamente el hermano de mi padre. No me arrepentía en absoluto de haberlo hecho, al contrario, había sido la mejor decisión que había tomado en mi vida. En mi antigua ciudad había tanto reconocimiento, en mi casa demasiados recuerdos y en mi instituto mucha atención sobre mí por culpa de lo que pasó.
Necesitaba, no, debía alejarme de todo eso por mi propio bien. Habrían pasado meses pero yo aún tenía la herida abierta y todos los comentarios no me ayudaban a cerrarla.
—¿Estás lista para tu primer día de clase, Kata? —la voz de mi tío enfrente de mí me sacó de mis pensamientos para ver cómo me miraba con una pequeña sonrisa.
—Si no hay más remedio —no me sentía preparada para el momento en el que pronunciara mi nombre y se volviera a repetir la misma historia que en mi anterior instituto. Ya huí una vez por lo mismo, si las cosas suceden igual no me importará hacerlo de nuevo.
—Seguro que todo sale bien pequeña —su mano acarició con afecto mi antebrazo, pero no hizo que perdiera mi desgana por querer empezar en un nuevo centro.
—Eso espero —deshice su contacto al levantarme para coger mi mochila—. Me voy, adiós.
—Ánimo y adiós Kata.
Ni siquiera me molesté en despedirme con la mano, aunque eso a él no le iba a molestar porque ya estaba acostumbrado a que me hubiera vuelto menos familiar y más distante que antes. A veces me dolía no devolverle el cariño que me daba, pero simplemente no podía, era algo que ya no me resultaba nada fácil de dar, no después de haber perdido a quienes me enseñaron lo que era sentirse querida.
Durante todo el trayecto en el tren me mantuve escuchando música y mirando por la ventana. No me preocupé por las paradas, las había contado antes de subir para saber cuándo tenía que bajarme. No miento al decir que me sentí observada en los 10 minutos que duró el viaje, pero estaba tan acostumbrada a eso que lo ignoré.
Al cruzar las puertas de entrada, mi mirada fue cautivada por un chico que salió una puerta más atrás de la mía. Coincidimos miradas pero la seriedad de la mía hizo que la apartara con rapidez para marcharse sin volver a mirarme. Me fijé en la chaqueta roja que llevaba con unas letras blancas en la parte de arriba que no pude entender por la distancia, pero a simple vista se veía parte de un uniforme deportivo. Aunque a mí me sonaba haberla visto en alguna ocasión, no solía frecuentar partidos entre escuelas.
Cuando me di cuenta, el Metropolitan Nekoma High se alzaba delante de mí con muchos alumnos por los alrededores, entrando, saliendo y moviéndose por allí. Tomé bastante aire y me encaminé hacia el interior.
Con ayuda de un plano que había a la entrada, logré ubicar mi salón, 3-C, en la tercera planta. Me moví por los pasillos sintiendo cómo la gente se me quedaba mirando y, a pesar de llevar los cascos puestos, sabía que también murmuraban cosas mientras pasaba, pero solamente los ignoré.
Respiré aliviada cuando vi que la clase estaba vacía, cosa que aproveché para instalarme en la esquina del fondo que había pegada a la ventana. Cuanto menos me notaran mejor para ellos y para mí. Agradeciendo los minutos de paz que tenía, saqué el libro que estaba leyendo para retomar la lectura por donde la dejé la noche de antes.
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La mánager ━━Haikyuu!!
FanfictionAunque no puedas huir de la oscuridad del pasado, siempre llegará la luz que ilumine el presente. 承| Donde Shiraiwa Kata deberá aprender a soltarse de las cadenas que la atrapan para luc...