Vacaciones al fin.
Las vacaciones de verano habían llegado y con ellas el campamento de entrenamiento. Estaba tan emocionada por él que llevaba días sin poder calmar mis ansias de que llegara de una vez por todas. Nunca en mi vida me había molestado tanto en un evento como este, pero ahora que yo lo estaba organizando, quería que todo saliera perfecto y estuviera a punto para esa larga semana que venía por delante. Una semana donde iba a poder ver a los cinco equipos jugar un partido tras otro.
Estos últimos días de clase, aprovechando la libertad que habíamos conseguido tras terminar los exámenes, los aproveché al máximo para prepararlo todo. El lugar que se había alquilado para la estancia de los equipos era lo suficientemente grande como para meter a los 5 equipos allí. Aunque por desgracia, como el presupuesto no era el mejor del mundo, tuve que mover muchos hilos para encontrar un sitio en condiciones.*
Y lo encontré. Pero en esas condiciones se incluía la limpieza. Si queríamos alojarnos allí deberíamos limpiarlo nosotros por nuestros propios medios. Y allí me vi, pasando las tardes enteras limpiando como una desesperada a la que le faltaba tiempo. Suerte que pude contar con algo de ayuda que me consiguió Naoi-san.
Tan ocupada estaba que me vi obligada a faltar a los entrenamientos de los chicos. Y no me gustaba nada. Yo quería verlos entrenar, jugar con ellos, corregirlos y observar sus mejoras. Pero la maldita limpieza y los malditos preparativos no me lo permitían.
Aunque traté de restarle importancia utilizando el pretexto de que esto lo hacía por ellos, porque era verdad. El campamento era para ellos y se lo merecían. Los exámenes habían salido bien para todos, nadie suspendió. Finalmente, todo el esfuerzo que pusieron en estudiar dio sus frutos y yo tenía que recompensarlos. Una recompensa que ya sabían y que esperaban con muchas ganas.
Y como a mí no me gustaba faltar a los entrenamientos, a ellos tampoco les gustaba que lo hiciera. De vez en cuando, antes de irse, pasaban a verme. Me saludaban y me traían cosas para tomar ya que según ellos, debía descansar y recuperar fuerzas o podía volver a terminar en el hospital. Obviamente acepté su comida con gusto y una vez me quedaba sola, abría la bolsa y me reía. Lo que más había allí dentro era café. Porque aparte de quererme bien alimentada, también me querían despierta.
Por otro lado, al terminar las prácticas, Kuroo y Kenma solían pasarse por aquí a esperarme para irnos juntos. Se lo agradecí de corazón que hicieran eso porque no me hacía mucha gracia volver sola a casa, pero tampoco me gustaba la idea de que tuvieran que esperar a que terminara lo que estaba haciendo para poder irse a casa.
Aunque para ser sincera, no sé qué hubiera hecho sin ellos. Más de una vez había terminado tan cansada que Kuroo tuvo que cargarme en su espalda hasta la estación. Porque sin darme cuenta, el cansancio me atacaba, empezaba a cabecear y perdía el control sobre mis pasos, de modo que empezaba a tambalearme. Luego, para no dormirme en el tren, Kenma se encargaba de configurar mi alarma o escogía alguna playlist con música muy fuerte que me mantuviera despierta. O sino, Kuroo me llamaba y se mantenía hablándome hasta que llegaba a casa y le colgaba.
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La mánager ━━Haikyuu!!
Fiksi PenggemarAunque no puedas huir de la oscuridad del pasado, siempre llegará la luz que ilumine el presente. 承| Donde Shiraiwa Kata deberá aprender a soltarse de las cadenas que la atrapan para luc...