La mánager ━━Haikyuu!!

14. Territorio de cuervos.

(Doble actualización ;)) Si Wattpad te mandó aquí primero, ve a leer el capítulo anterior).

La mañana pasó más rápido de lo que me esperaba, pero aún así lo agradecí. El hecho de que las clases se me hicieran más amenas fue porque apenas había estado prestando atención, sino que había aprovechado cada minuto de mi tiempo para revisar todo lo que tenía hasta ahora sobre el campamento.

Releí la planificación, modifiqué cosas de ella, revisé la organización para que todo estuviera perfecto, volví a visualizar el espacio donde se iban a quedar los equipos y a comprobar que había sitio de sobra, entre otras muchas cosas. También le dediqué algo de tiempo a la forma en la que se iban a jugar los partidos ya que el número de equipos era impar y el pabellón solo tenía capacidad para que se jugaran 2 partidos a la vez. Puesto que planeaba la idea de los castigos en cada derrota, podía aprovechar eso para que el equipo con mayor número de puntos en contra no jugara el siguiente partido, hiciera el castigo y luego descansara. O simplemente podría optar por hacer una especie de rotación, así todo el mundo descansaría. Esto era algo que aún había que pensar.

Pero por otro lado, mi mente estaba aún más ocupada pensando en que hoy al fin iba a poder ir a Miyagi para visitar al Karasuno. Había sido un proceso lento lleno de dificultades por los problemas que surgían cuando se debatía una fecha, pero después de muchas vueltas lo había conseguido. Esta misma tarde tenía una cita con el equipo directivo de dicho equipo.

En cualquier otra ocasión me sentiría nerviosa teniendo en cuenta el tema tan importante que pretendía tratar con su entrenador, pero esta vez no lo estaba, sino que más bien me sentía eufórica y con la fuerza suficiente como para luchar hasta conseguir la respuesta que yo quería obtener. No tenía ningún problema en arrastrarme para conseguir su aprobación, iba a hacer todo lo que estuviera en mi mano para conseguir que mis chicos jugaran contra su eterno rival. Incluso si eso suponía tener que jugar las cartas de la estrecha relación entre el Nekoma y el Karasuno a mi favor.

Esta vez iba con todo y no me iba a conformar con menos.

Cerré el libro de literatura cuando la clase terminó y comencé a recoger las cosas. Acomodé los cascos sobre mi pelo y le di al play mientras salía de clase sin despedirme de nadie. Mi paso era ligero, pero tenía motivos suficientes: aún debía pasar a comprar algo para comer antes de irme.

Levanté la mirada cuando vi la puerta principal que daba al gran recinto del Nekoma High alzarse delante de mí, a tan solo unos metros de donde me encontraba. Unos pasos más y ya no habría vuelta atrás.

—¡Shiraiwa-san! —exclamó una adulta y varonil detrás de mí.

Me detuve por obligación y me giré, —¿Naoi-san? ¿Necesita algo?

—Sí —dijo mientras se rascaba la nuca—. Estoy muy liado con el papeleo y necesito que revises unas cosas sobre los uniformes de los partidos.

¿Tenía que ser justo ahora?

Miré durante unos segundos la hora reflejada en la pantalla de mi teléfono. Si lo resolvía rápido no me demoraría.

—Está bien, dime qué es lo que tengo que hacer —llegué hasta él para dirigirnos de vuelta al interior del edificio otra vez.

Había pensado quedar con Oikawa antes de ir a Karasuno, pero iba a tener que cancelar ese plan si no quería llegar tarde.

A la par de Naoi, estuve encargándome de esa parte de papeleo con la que él no podía lidiar si no quería llegar tarde al entrenamiento.

No me importaba hacer cosas como estas a pesar de que mi cargo como mánager no tuviera la necesidad de hacerlas, pero estaba acostumbrada gracias a la ajetreada vida de mis padres. Desde los 10 años había estado ayudando a mi madre en los asuntos con el equipo de papá y haciendo cosas como si yo también fuera la mánager. Muchas veces se sorprendían de que el teléfono fuera cogido por una niña en vez de por la mánager, pero se sorprendían aún más cuando se daban cuenta de que tenía muy claro lo que tenía que hacer o lo que quería conseguir.