Aunque no puedas huir
de la oscuridad del pasado,
siempre llegará la luz
que ilumine el presente.
承| Donde Shiraiwa Kata deberá
aprender a soltarse de las
cadenas que la atrapan para
luc...
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(La musiquita es para dar ambiente a lo que se viene más adelante y para que duela más :p)
—¿Saldrás? —preguntó mi tío al percatarse de que estaba en la entrada buscando mis zapatos.
—Sí, iré a dar un paseo por la ciudad.
—Ten cuidado.
Con una sonrisa, asentí antes de salir de casa.
Acomodé los auriculares en mis orejas mientras iba dejando la casa atrás. No me paré a elegir qué canción poner, tan solo le di al botón de aleatorio de aquella playlist que Tsukishima me había recomendado después de insistir tanto.
No sabía muy bien a dónde ir, realmente no tenía planes con nadie. Tan solo necesitaba salir de casa por un rato.
El campamento justo había terminado pero aún seguía pensando en él de cara al futuro. Tenía que pensar ideas para mejorar el equipo antes del Torneo de Primavera y el Interhigh ya que, nada más volver de las vacaciones, comenzaban los partidos de clasificación.
Ni en vacaciones mi cabeza dejaba de pensar en volleyball.
Además, con toda la información que había recopilado, ya estaba ideando cosas para el equipo y buscando formas de vencer a los rivales más fuertes. Incluso estaba empezando a mover los hilos para el próximo campamento que tenía pensado desde hace mucho.
Pero también debía admitir que no todo había sido volleyball y Nekoma estos días, también había estado pensando mucho en las palabras de Kuroo.
"—Mientras pueda estar a tu lado, aceptaré todas las condiciones que quieras poner."
Era el primer chico que me quería de verdad, ¿por qué me costaba tanto aceptarlo?
Era capaz de hacerme débil cuando estaba con él, pero lo único que hacía era ayudarme. Él no quería dañarme, no había razones para no dejarlo entrar a mi vida.
Suspiré pesadamente y miré hacia arriba, —Odio ser débil.
Me pasé las manos por la cara, tratando de deshacerme de esos pensamientos para seguir con mi paseo de desconexión.
El letrero de una pequeña librería al final de la calle llamó mi atención y me llevó a acercarme para echar un vistazo a los libros.
Me sorprendió que tuviera planta baja y no me hizo falta pensármelo dos veces para bajar. La señora —ya mayor— que llevaba la tienda me recibió con una pequeña sonrisa después de darle un sorbo a la taza de té que había junto a un libro.
Mis dedos se pasearon por las distintas cubiertas de los libros al mismo tiempo que leía los títulos en busca de uno que me llamara la atención.
Aquel sitio olía muy bien y estaba limpio. Además, lo único que sentía allí abajo era paz.
A mamá le encantaban los libros, sobre todo los antiguos cuyas portadas tenían un aspecto vintage. Solía visitar mucho las librerías cuando se aburría y quería despejar su mente de su agotador trabajo. Y más de una vez me había llevado con ella. La primera vez que entré a una librería fue con 6 años.
