27. Lo siento, te quiero.

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El timbre de casa sonó tres veces seguidas

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El timbre de casa sonó tres veces seguidas. Al no abrir nadie llamó a la puerta otras tres más.

Estaba hablando pero no entendía lo que decía. Todo en mí estaba tan opacado que me lo impedía, pero aún así sabía perfectamente quién era.

Porque desde siempre había tenido esa manera tan peculiar de llamar cada vez que venía a mi casa.

Había pasado tanto tiempo desde que no lo escuchaba que se sintió raro. Antes me alegraba, ahora solo me dolía.

La siguiente puerta que se abrió fue la de mi habitación. Para eso no tenía porqué llamar, siempre había tenido la libertad de entrar. Y había entrado tantas veces que, por un momento, sentí que esta era la primera vez que lo hacía.

Se acercó y se agachó delante de mí.

En ningún momento lo miré. No tenía el valor ni las ganas de hacerlo, y era hipócrita y egoísta porque yo misma le había pedido que viniera, pero aún no lo superaba.

Sus brazos envolvieron mi cuerpo, refugiándome en su pecho. Mi cabeza, que desde que apareció siempre había estado pegada a mis piernas, experimentó una placentera liberación que ocasionó que, por primera vez en toda la tarde, no lo viera todo tan negro. Luego de sentir su contacto, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin control en un llanto silencioso que me estaba asfixiando por dentro.

—Shirai-chan.

Dejé de abrazarme a mí misma para llevar el brazo derecho a su espalda, correspondiéndole el abrazo. Una vez allí, mi mano agarró con firmeza la tela de su camiseta.

—Tōru.

Me aferré más a él y lloré sin contenerme y sin tener en cuenta que él podía escucharme.

Porque él era lo poco que me quedaba de hogar. Un hogar que estaba a punto de derrumbarse pero que, a pesar de todo, seguía resistiendo para poder acogerme siempre que lo necesitara.

Siempre había sido así y por muy molesta que estuviera con él tras lo que pasó hace años, no iba a dejar de serlo nunca. Directa o indirectamente él siempre había permanecido a mi lado, protegiéndome y cuidándome como me lo merecía.

Kata, te voy a presentar a una persona con la que seguro te llevarás muy bien dijo mamá con su característica sonrisa encantadora de siempre mientras me tomaba de la mano y me sacaba de mi habitación.

Sentía curiosidad. Apenas me relacionaba con la gente y que me presentaran a alguien para que fuéramos amigos realmente me hacía mucha ilusión.

Kata, este es Tōru, el hijo de la señora Oikawa indicó mi madre poniéndome delante de ella.

Ambos nos miramos. Un brillo curioso iluminó nuestros pequeños ojos. Él se veía muy tímido pero parecía ser una persona muy amable. Aunque ahora que estábamos cara a cara, sentía un poco de vergüenza.

La mánager ━━Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora