11. Senpai.

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—Buenos días —los saludé después de bajar del tren.

—Buenos días —añadió Shibayama a mi lado.

—Hola —murmuró Kenma sin dejar de jugar.

—Buenos días Shibayama —después de decir eso dirigió su atención a mí junto a una gran sonrisa—, Shiraiwa.

—Kuroo —llegué hasta ellos y a la par del pelinegro, comenzamos a caminar de camino a la escuela.

El día amaneció cálido. El paso del mes de mayo ya se estaba haciendo notar. La proximidad del verano empezaba a dejarse ver en las temperaturas que se alcanzaban a lo largo del día. Y poco a poco el frío iba desvaneciéndose por culpa del reconfortante calorcito que hacía durante ciertas horas.

Ya habíamos consumido casi la mitad del trimestre y quedaban dos largos meses para las vacaciones de verano. Por el momento las cosas iban bien. Mis notas eran excepcionales como para variar, los chicos también se estaban esforzando, iba notando las mejoras en el equipo y mi proyecto se estaba desarrollando mejor de lo esperado.

Aunque aún no me sentía satisfecha con mi trabajo. Me quedaban un par de piezas importantes que encajar y de las cuales debía encargarme cuanto antes.

Y una de ellas iba a empezar a manejarla hoy.

Con un movimiento ágil agarré su muñeca antes de que me quitara los cascos de un tirón.

—No me los quites —le advertí volviendo a acomodarlos en su sitio.

—No me hacías caso —se excusó encogiéndose de hombros.

—¿Has dicho algo?

—Te preguntaba que ¿cómo está Tetsurou?

—Bien —metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y miré al frente de la calle—. Duerme conmigo en mi cama y parece adaptarse muy rápido a la casa.

—¿Lo llevaste a algún sitio ayer?

—Era domingo, todo estaba cerrado. Seguramente lo lleve hoy o cualquier día de esta semana.

—¿Quieres que te acompañe?

Meneé la cabeza, —Iremos con mi tío, gracias de todas formas.

Ya lo había estado hablando con él para llevarlo cuanto antes al veterinario. Quería averiguar si tenía dueño o no, de no ser así también quería que le hicieran un chequeo ya que aún era pequeño y parecía que lo habían abandonado.

—Bueno, en ese caso, no insistiré.

No pude evitar mirarlo sorprendida, era algo bastante raro. Él tan solo se encogió de hombros y soltó una pequeña carcajada.

—Pero cuéntame lo que te digan cuando le lleves, al fin y al cabo también es mío, ¿no? —me miró de reojo al mismo tiempo que su sonrisa crecía hacia un lado.

Me crucé de brazos y lo miré arqueando una ceja, —¿No era que preferías los perros?

—Él es una excepción.

—Me lo pensaré —y con eso dejé de prestarle atención.

No tardamos mucho en llegar. Como siempre, había demasiada gente por allí fuera pero por suerte, el banco que usábamos todos los días estaba reservado por los chicos que llegaban más temprano.

—Buenos días —saludaron todos al unísono cuando llegamos hasta ellos.

—Buenos días —respondió el capitán.

Yo me mantuve en silencio, pasando mi mirada por cada uno de los chicos que había allí. El que quería no estaba en ese banco. Miré por los alrededores buscándolo, aunque por desgracia no lo encontré.

La mánager ━━Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora