Aunque no puedas huir
de la oscuridad del pasado,
siempre llegará la luz
que ilumine el presente.
承| Donde Shiraiwa Kata deberá
aprender a soltarse de las
cadenas que la atrapan para
luc...
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Antes de que pudiéramos darnos cuenta, el verano se había acabado y con él las vacaciones, la libertad y la diversión. Era hora de volver a retomar la rutina, de regresar a clases y de ponerse a punto en los últimos meses antes del Interhigh, porque éste estaba a la vuelta de la esquina.
Los chicos estaban ansiosos por su llegada, pero los entendía, yo también me sentía así. Era mi primer torneo desde que dejé de jugar y pensaba dejar el listón muy alto con mi llegada costara lo que costara.
Antes de que las vacaciones se terminaran había tenido la oportunidad de volver a ver a Oikawa. Hablemos sobre el tema de las eliminatorias y él estaba más que preparado para jugar, incluso me había dejado claro que nos ganarían si se daba la oportunidad de jugar.
Y me reía, porque nosotros tampoco aceptaríamos una derrota e íbamos a dar lo mejor de nosotros para ganar.
Sin embargo, a raíz de eso surgió un tema que cambió un poco las cosas:
—¿Y tú qué harás? —me preguntó mientras paseábamos por la playa y el agua chocaba contra nuestros pies.
—¿Yo? —dije un tanto confusa.
Asintió, —¿No volverás a jugar?
Por un momento me detuve y lo miré.
Volver a jugar en un equipo de manera oficial. Ahora mismo estaba en un equipo pero ni siquiera jugaba, no podía compararlo con vivir cada partido desde dentro, tampoco con sentir la adrenalina de ver la cancha extendiéndose delante de mí antes de que el balón fuera golpeado por mi mano.
También se detuvo y se giró para mirarme.
—¿Será tu fin, Kata?
Él solo me llamaba por mi nombre cuando era un asunto serio y aquella conversación no era algo casual.
—No lo sé, Tōru, no lo sé.
No había ningún equipo al que me interesara entrar.
—Se viene el Interhigh y el Torneo de Primavera, es tu última oportunidad para participar antes de que te gradúes.
Lo sabía, lo sabía muy bien pero no tenía ni maldita idea de qué hacer con mi vida.
—Debes volver, Kata, solo por última vez.
—No tengo equipo para volver —respondí franca.
—¿En Nekoma no hay equipo femenino?
—No voy a entrar en un equipo donde hay gente que solo hace daño a otras personas por envidia.
Su ceño se frunció notablemente al escuchar mis palabras.
—En ese caso ve y demuéstrales quién manda —soltó como si nada—. Juega con ellas y demuéstrales que no saben nada sobre volleyball.
