29. El Gran Problema

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A la mañana siguiente ya me sentía como nueva, me levanté y fui al baño a lavarme la cara y a ducharme. Nicholas no estaba en la habitación, por lo que supuse que tal vez estuviera abajo o habría salido para investigar.

Cuando ya estuve lista, salí y fui a la cocina a desayunar. Al llegar, me encontré solo a mi padre en la cocina preparando el desayuno.

—Buenos días papá —le regalé una pequeña sonrisa.

—Buenos días cariño —papá estaba agotado, se le notaba, tenía ojeras y ya no tenía esa sonrisa que le caracterizaba. Todo esto le estaba afectando demasiado y no sabía qué hacer para poder ayudarlo. Me dolía verlo de esa manera, al igual que me dolía ver a los demás agotados por toda esta situación.

—¿Has podido descansar? —le pregunté para acercarme a él.

—Sí —abracé a mi padre, porque en estos últimos meses papá tuvo que sacar a delante a mucha gente, por eso era mi héroe. Aunque sabía que me estaba mintiendo, no estaba descansando correctamente, así que más tarde hablaría con él para que descansara aunque fuera unas horas. Lo necesitaba y estaba segura de que le haría bastante bien.

—Te quiero mucho mi niña —sonríe un poco ante eso mientras seguía abrazándolo.

—Yo también te quiero papá —al separarnos los dos desayunamos entre risas. Por fin pude verlo sonreír un poco. Había sido como antes de todo y era algo que extrañaba demasiado.

Cuando acabamos ayudé a papá y al terminar entró Nicholas demasiado serio.

—¿Ocurre algo? —le pregunté, sabía que algo malo sería gracias a su expresión.

—Dominic nos ha invitado a su castillo —¿por qué nos había invitado al castillo? ¿Qué demonios quería? Sinceramente, no estaba segura de querer ir, podría ser una trampa, además, sabíamos que él me quería muerta a cualquier precio.

—¿Cómo te has comunicado con él? —papá estaba demasiado serio.

—Él me llamó —solté un pequeño suspiro, pero me mantuve callada.

—No iremos —dijo mi padre, y en verdad sería lo mejor. Después de todo, si no fuéramos evitaríamos una masacre.

—Ya se lo dije —no entendía por qué nos había invitado, ¿es que acaso quería matarme con público presente?

Pero pensándolo mejor, podría estar mamá ahí, sería nuestra última oportunidad para salvarla después de todo.

—¿Por qué? ¿Y si mamá está allí? —ellos me miraron— Sabemos que él la tiene, es obvio. Mamá podría estar ahí y sería nuestra oportunidad para salvarla de él.

—No lo sé —papá no estaba muy convencido de ir allí.

—Papá debemos ir.

—No Irina, el castillo donde está Dominic está en Rumanía, y te recuerdo que no hay vuelos —así que es muy improbable ir hasta ahí.

—Regina, podría hacer un portal —ella me habló de ellos. Estuvo dándome pequeñas clases de la magia y de la historia de Starlardea. Aprendí muchas cosas y quería probar conmigo mi magia que estaba todavía oculta.

—Podríamos ir, para saber si está allí —Connor se unió a la conversación—. Se trata de mamá.

—No podemos arriesgarnos —habló esta vez Stephen, entendía la preocupación de los dos, pero era nuestra única oportunidad de salvar a mamá.

—Oh vamos, se trata de mamá Stephen —como se pusieran a discutir los golpeaba.

—Llamaré a Regina —papá salió para llamar a Regina.

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