Intenta Sobrevivir ©

Pasado

20 de octubre del 2016

Ethan Montgomery

El día que perdí a mi familia.

El día que juré vengarme de esos malditos.

Ellos me quitaron a las personas que más amaba en este mundo.

Ellos me destruyeron.

Era mi cumpleaños número quince y estaba rodeado de mi familia, mis padres y mis cuatro hermanos.

Éramos una familia demasiado unida, y eso era algo que me encantaba porque siempre que había necesitado algo, mis padres siempre me ayudaron. Siempre estuvieron para nosotros.

Vivíamos en una pequeña casa adentrada en el bosque, donde se supone que nadie podría encontrarnos, en estos tiempos nosotros, mejor dicho, las manadas debíamos escondernos para que los malditos vampiros no nos pudieran encontrar.

Las cosas eran tan complicadas, pero según mi padre no siempre fue así, pero no nos dijo nada más.

Aunque nosotros fuéramos fuertes y listos, ellos habían logrado derrotar a alguno de los nuestros y con el tiempo las familias tuvimos que separarnos de la manada para escondernos de ellos y de alguna forma recuperar todo lo que habíamos perdido por culpa de ellos.

Nuestra manada era muy grande, pero por culpa de esos chupasangres, solo quedamos unos pocos.

Estábamos esparcidos por el mundo, cuando antes era todo lo contrario, según papá, todo estaba bien organizado, hasta que los vampiros decidieron hacer de las suyas, creo que la caída del Rey de Starladea, había afectado un poco a todo.

Papá intentó protegernos de ellos y hasta ahora, gracias a él, estábamos bien, estábamos a salvo y sin ningún chupasangre alrededor.

Ahora me encontraba en mi habitación, viendo por la ventana. No pude dormir en toda la noche, porque una sensación horrible me invadió por todo el cuerpo, quise ignorarlo, pero cada vez que pasaba el tiempo, la cosa iba a peor, así que no pude hacer más que dejar que estuviera ahí.

—Feliz Cumpleaños hijo —mamá se acercó a mi sonriente y me abrazó, sin duda la adoraba demasiado, era la mujer que más amaba y que siempre iría primero en todo.

Mamá era la mujer más maravillosa que había cuidado, era cariñosa y siempre estaba ahí para ayudar a la gente. Siempre que podía ayudar lo hacía sin importar nada y en la manada ella fue muy querida y lo seguía siendo.

—Gracias mamá —poco después apareció papá sonriente, para acercarse a mí.

—Felicidades campeón —me abrazó.

Papá siempre estaba allí cuando alguno necesitábamos ayuda con nuestros cambios, siempre nos apoyó sin importar nada.

—Gracias —susurré con una pequeña sonrisa mientras le abrazaba más fuerte.

—Qué rápido pasa el tiempo, ya tienes quince años —a mamá le salieron algunas lágrimas.

Tanto papá como yo soltamos una pequeña risa, mamá era un poco sentimental.

—Mamá, no llores —la acerqué a mí y la abracé. Mamá, como ya dije, estaba un poco sensible porque estaba embarazada.

Iba a tener un hermano o una hermana y eso era algo que me hacía demasiada ilusión. Aunque también estaba feliz de tener a mis cuatro hermanos, eran unos granos en el culo, la mayoría de las veces, opero sin ellos seguramente estuviera perdido.

Eran un gran apoyo para mí y sinceramente siempre habíamos estado el uno para el otro, es verdad que a veces solíamos pelearnos, pero siempre encontrábamos la manera de arreglarlo.