Huellas

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PRESENTE



Receso de las Nubes.



El primer día que llegaron a Gusu fue el más ajetreado para Han guang-jun, luego de que Wei Wuxian estuviera fuera de peligro al igual que Wei Qiang, llegó el momento de velar por su seguridad. Al Segundo Maestro Lan le sorprendió que su primogénito fuese quien diera la mejor propuesta al ofrecer su residencia como refugio para mantenerlos lejos de miradas o de ataques. Ya el propio Lan Xichen había dado la orden de no perturbar Receso de las Nubes buscando a los fugitivos del ataque a la Torre Koi, pero el joven dragón además los invitó a estar en el único lugar vedado para todo el clan desde que se creara esa residencia exclusivamente para el Dragón del Cielo y a la que nadie podía entrar salvo su padre y su tío, Zewu-jun.

La residencia estaba donde alguna vez Wei Wuxian pasara su embarazo, que fue remodelada y ampliada bajo las órdenes de Lan Tian, una copia del Jingshi para ser exactos, solamente que con más habitaciones todavía más espaciosas que una vez el joven usó como zona de juegos con su padre. Han guang-jun se preguntó si era buena idea, más el recelo que todavía mostraba el menor de sus hijos era razón suficiente para llevarlos hasta el hogar del Dragón del Cielo y que descansaran el tiempo necesario. Fue ahí cuando apareció Wen Ning con quien era la nana del pequeño y Manzanita. Era una anciana que le recordó mucho a la Abuela Wen, solo que esta mujer tenía un aire diferente que no supo ubicar el por qué.

—Han Lien para servir a los amos y sus hijos —se presentó ella.

De pronto eran demasiadas personas en un espacio donde solamente había estado un chico que pasaba la mayoría del tiempo en meditación, entrenando o estudiando con el mismo ahínco que su padre. Tuvo que preguntarle a Lan Tian si estaba completamente seguro de querer alterar esa paz de su residencia tan apreciada por el joven. No hubo dudas o un gesto que le dijera que estaba en desacuerdo. El Segundo Maestro Lan sabía que su hijo había esperado mucho por tener esa oportunidad que con los años pareció desvanecerse al no tener señales del Patriarca de Yiling, solo que no era tan dado a convivir así, menos con gente extraña no acostumbrada a la etiqueta en la que Lan Qiren lo había acostumbrado.

—Pueden quedarse, no tengo problemas —fue la respuesta de Lan Tian a la presencia del General Fantasma como de la anciana.

Wei Qiang no se despegó de Han Lien en cuanto la vio aparecer por la puerta. Lan Wangji comprobó las palabras de A-Ning al ver como la abuela conseguía tranquilizarlo y hacerlo menos temeroso de sus alrededor que eran todo lo contrario a lo que había estado acostumbrado desde su despertar. La elegante, sobria y callada residencia del Dragón del Cielo en nada se parecía a la Mansión Mo, las posadas humildes o la oscura Fortaleza Luan. Pero unas cuantas palabras con un abrazo maternal calmaron esa mirada inquieta, eso y lo que Han Lien trajo consigo en el lomo de Manzanita. Muñecos, más mariposas, un cuaderno de dibujo y una caja con otros juguetes, todos del Dragón del Inframundo que puso a prueba su temple y el de su hermano mayor por la naturaleza de los mismos.

Los muñecos eran cuatro, no grandes apenas si el largo de un medio brazo con formas humanas, o eso parecían ser, hechos de tela y paja. Wei Qiang los llamaba "los cuatro hermanos" y su favorito era el Rey Fantasma, en color rojo con un parche en un ojo. El cuaderno tenía dibujos en carbón de seres que bien podían hacer que cualquiera se cuestionara por la salud mental del niño, eran seres del Inframundo. Las mariposas eran mariposas reales, congeladas luego de morir para preservarlas cristalizadas, la caja tenía otro juguete macabro también, un mapa pintado por el niño, como si fuera una ruta de tesoro o de aventuras que doblaba en varias partes para guardarlo en esa caja, usando como personajes pequeñas calaveras de pájaros o ratones con fichas de caparazones de insectos que las dejaron al morir.

Los Dos DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora