Abandono

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PASADO



Monte Fénix.



Lan Wuxian chasqueó su lengua mientras observaba a todos los líderes pasar durante la ceremonia de apertura de la Conferencia del Clan Jin. Era curiosa su forma de aproximarse a él, siempre elogiando su poder y la ayuda ofrecida para vencer al Clan Wen y al mismo tiempo preguntando no sin ponzoña el por qué no usaba a Suibian. Apenas uno que otro se había atrevido a insinuar algo sobre el Sello del Tigre Estigio, todos líderes de clanes pequeños que estaban al servicio del Clan Jin, lo que señalaba la intención oculta de Jin Guangshan desde que contemplara el poder de aquel artefacto en batalla. Mientras que Nie Mingjue había comentado ya lo pretencioso que le parecía que alguien como él usara tal cultivo, el Líder de Lanling más bien parecía tener un interés mayor.

Miró las flores en su mano que Yanli le había arrojado cuando volvieron, como otras doncellas que les sonrieron y felicitaron como los héroes de la Campaña para Derribar al Sol. Ahora estaban celebrando una vez más con esa conferencia que inició con una competencia de tiro con arco que daría los lugares para ir a la cacería cuyas presas esperaban ya en todo el valle que rodeaba el Monte Fénix. Wei Ying sonrió al ver de lejos a Han guang-jun, abriéndose paso hacia él con sus flores en mano. Todavía estaba resentido por la orden de Lan Qiren de no dejarlo entrar en Receso de las Nubes pese a no haber ya alguna amenaza para su bebé dragón, pero no iba a dejarse vencer tan fácilmente. No les daría ese gusto a los idiotas en Receso de las Nubes.

—Hey, Lan Zhan, ¿cuántas flores te han arrojado? Quiero ponerme celoso.

—Wei Ying...

—Por cierto, ¿me prestarías tu cinta para la prueba con el arco?

Lan Wangji solo le miró en silencio, quitándose la cinta de su frente que le tendió a un sonriente Lan Wuxian y que usó para vendarse los ojos cuando fue su turno de lanzar no una, sino varias flechas al mismo tiempo que dieron en el blanco, siendo el primero en salir a cazar por ello. Queriendo más tiempo para hacer un plan que presentar a sus hermanos y recuperar a su hijo, prefirió usar su flauta y con ello usar la energía fantasmal sobre sus presas, quedándose sobre un tronco caído, apoyando su espalda contra un árbol y descansando un poco. Con ese método de cacería tendría muchas presas, que serían para el Clan Jiang de Yunmeng, si se quejaban de ello o no poco le importó.

—¿Uh? ¿Quién anda ahí? —preguntó al escuchar unos pasos.

Antes de poder erguirse, una boca ansiosa robó un beso de sus labios, estampándole contra el árbol hasta que no tuvo más aire con que respirar. Gimió en tregua, siendo liberado suavemente de esas manos firmes cuyo tacto conoció, quitándose la cinta para ver a los ojos al Segundo Maestro Lan.

—Qué atrevido de tu parte.

—Lo arreglaré.

—Ah... no te preocupes, Lan Zhan. Lo hecho, hecho está.

—No es correcto.

—Olvida lo que te dije antes, ¿de acuerdo? Estaba furioso y no pensé bien lo que salía de mi boca —Lan Wuxian tomó una mano de su esposo, besando su palma que luego puso contra una de sus mejillas— Hemos terminado esta maldita campaña al fin, no más peleas.

—He escrito una nueva canción.

—Lan Zhan...

—Puede ayudarte con tu nuevo cultivo.

Los Dos DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora