Xue Yang

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PRESENTE



Yueyang.



Wei Wuxian suspiró con una risa contenida al ver a Lan Zhan así. ¿Desde cuándo era que el precioso Gemelo de Jade y padre del Dragón del Cielo bebía? Como fuera, había alcanzado una pequeñísima resistencia admirable, volviendo a esas necedades infantiles. Ese puchero y sus intentos de vaciarse la tetera encima no cambiaban.

—Hey, Lan Zhan, tu cinta está chueca.

No lo estaba, pero le divirtió molestarle como solía hacerlo cuando en tiempos pasados o cuando vivía en Receso de las Nubes y era el propio Patriarca quien siempre andaba trayendo la cinta de la familia mal puesta solo por molestar. De inmediato, Lan Wangji quiso acomodarla, arruinando ese perfecto peinado al hacerlo. Wei Ying negó, riendo bajito antes de levantar ambas manos para ayudarle, quedándose a medio camino con la sonrisa desapareciendo.

Ya no eran esposos.

Estaban siendo dos viejos compañeros resolviendo un mismo misterio, por razones bien diferentes. O podrían ser las mismas al final, más eso no significaba que todo estaba olvidado, perdonado así nada más con una cena juntos. Bajó sus manos a la mesa, tomando aire antes de recobrar esa sonrisa relajada, mientras que Han guang-jun seguía lidiando con su cinta, no convencido por el efecto de la Sonrisa del Emperador en su mente de que estaba en su correcto lugar.

—Vamos, déjame llevarte a tu habitación.

Poniéndose de pie, le sujetó con cuidado para empujarlo gentilmente hacia las escaleras cuando pidió una habitación para el Segundo Maestro Lan, a quien dejó en su cama murmurando cosas sobre ser ya demasiado tarde. Horarios de ascetas. Wei Wuxian negó apenas, arropándolo, esperando a ver si se movía. Cuando creyó que Lan Wangji ya se había quedado dormido, salió de ahí rumbo al cementerio a enfocar su mente en otra cosa que no fuera el amor de su vida siendo tan encantadoramente tan vulnerable y lindo.

Cada vez que se acercaba a un trozo de ese cuerpo desmembrado, su única herida abierta dolía y no por la energía resentida. Le indicaba algo más, relacionado con Nie Mingjue. Miró las tumbas de todos esos miembros del Clan Cheng asesinados por Xue Yang, quien aparentemente tenía un rencor especial por todos ellos hasta no dejar a nadie vivo, motivo de disputa entre Nie Mingjue y Jin Guangyao. Sin embargo, además de eso, era extraño que hubieran reaccionado tanto al torso que no estaba tan lleno de energía resentida como el brazo que había indicado su posición, como si anteriormente hubieran estado expuestos al Sello del Tigre Estigio. Pensando en esos acertijos, fue que vio aparecer a Wen Ning entre las sombras.

—¿A-Ning? ¿Qué haces...? ¿Mi hijo está bien?

—Patriarca —el General Fantasma asintió— Él me envió, está preocupado por usted.

—No me sucede nada.

—Dejo de enviar Hombres de Papel.

—Ah, eso es por la distancia, tendría que poner mi consciencia en ellos para controlarlos mejor y eso me dejaría vulnerable.

—T-También me dijo el Señorito Wei que debe ir a la Ciudad Yi.

—¿Qué?

—O que él iría...

—¡Sobre mi cadáver! —bufó Wei Wuxian cruzándose de brazos— Me tiene paseando de un lado a otro, todo por estar escuchando a esa Baxia. Estamos demasiado cerca de ella, bueno, ya he usado la brújula para adelantarme a lo que pudiera decirme, tuve que robarle su bolsa a Lan Wangji, pero teniendo un dragoncito tan husmeador como él es todavía mejor y...

Los Dos DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora