CAPITULO 29 REENCUENTRO

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La doctora Grace trabajaría el 30 de diciembre, saliendo de guardia ella podría irse, seis horas no eran mucho para estar con su hijo Christian. Entre la plática, Carla les informó que si decidía su nuera regresar con sus nietos, se cambiarían de casa, ya que donde vive Ana está muy pequeña para las cinco personas que ahora serían, de las dos casas que ocupaba Andreas V. Con Jack Hyde, se las entregarían a Carla en unos meses, pero ella no solo tenía esas propiedades, también estaban las de Ray que le dejó a Ana, sobre todo una no muy lejos de donde estaban viviendo los Steele, que Andreas V. No supo de esos inmuebles.

Después de una tarde agradable entre Carla y la familia Grey, Carla fue directamente a la casona que pensaba habilitar para que vivieran ahí su hija, nuera y nietos, obviamente ella, esa casa tenía seis recámaras con su propio baño en la parte de arriba, abajo solo había un medio baño, una gran cocina, la estancia era demasiado amplia al igual el comedor, una pequeña casa de servicio, ahí vivía Raymond cuando la conoció, todo estaba tapado con sábanas blancas, el jardín era muy grande,  tenía alberca, contrataría un servicio de limpieza para dejar todo en orden antes de partir a Georgia.

Esa casa fue herencia de los padres de Raymond, ahí vivieron Carla y Ray cuando se casaron, pero Ray le diò como obsequio de bodas la casa pequeña, rentarían las casas que sus padres les heredaron, para tener ahorros y salir a pasear con sus futuros hijos, la casa era pequeña, pero tenía lo necesario, asì querían vivir con sus hijos, modestamente.

Carla compró su boleto para ir a Georgia el día 27 de diciembre por la tarde, Ana y Christian hicieron su reservación en el hotel donde estaban hospedados, ya que antes de partir, solicitó los servicios de aseo para la casona, los jardineros y los de la mudanza, pero también le dio tiempo de comprar unas camas extras para las recámaras de sus nietos, cómo todavía eran pequeños acondicionó una recámara para los dos, ya más grandes tendrían sus propias recámaras, Carla tenía pensado hacer una misión con su nuera, sabía perfectamente que Kate amaba mucho a su hijo, pero el destino le tenía preparada otra sorpresa.

Carla llegó al hotel Savannah a las 11.30 de la noche, ya no molestó a su hija para que la recibieran en el aeropuerto, dejó un mensaje solamente para que pudieran desayunar todos juntos. Ya en la habitación se diò un baño en la tina de baño, si supiera su hija la cantidad de dinero que tenía, gracias a que la impostora no pudo entrar a sus cuentas, ella todavía tenía dinero heredaro de sus padres, más lo que guardaba en Alemania de su sueldo, no era una espía, le ofrecieron un buen empleo cuando se graduó, los convenios entre las distintas organizaciones policiales, tuvieron que ver mucho en que Carla se quedara en Alemania, sobre todo cuando supuestamente ya no había nada que la atara en Seattle.

A la mañana siguiente, Christian y Ana se quedaron de ver con Carla en el hotel, la noche anterior no se pudieron quedar con Kate, Kate llevaría a sus hijos a la guardería ya que tenía que trabajar en el restaurante, Carla acababa de sentarse en una mesa para cuatro personas, en cuánto se sentó llegó una atractiva rubia de ojos verdes para ofrecer sus servicios.

— Buenos días, soy Eréndira............ para.....servirle.

— Katherine, no soy la otra, de verdad, quita esa cara y dame un abrazo hija, por favor.

Carla sin pensarlo se paró y la abrazó, diciéndole:

— No temas, ella ya murió, yo lo vi con mis propios ojos, grabe su muerte, hablaré con tus superiores si te llaman la atención hija, tenemos mucho de qué hablar, tengo pensado tantas cosas para ti y mi hija, mis nietos, no quiero que tengas miedo de estar libre, ya vengué a mi propio hijo, no sabes el odio que le agarré a Andreas V, asì se llamaba esa delincuente, cuando oí la grabación de mi propio hijo confesándole a un cura, que yo...... yo..... lo lastimaba, eso y no estar con Raymond en su enfermedad, descuidar a mi hija, no sabes, no sabes Katherine, lo que siento todavía, pero vienen cosas buenas para nosotras, hija, tráeme por favor un capuchino y unos panecillos para que no te regañen, pero este será el último día que trabajes aquí, quisiera que te regresaras con nosotros a Seattle, pero anda ve por favor y tráeme lo que te pedí, tenemos mucho tiempo para platicar.

Carla separó a Katherine de su abrazo con pesar, necesitaba darle más amor y confianza, ya habría momento para ello, en esos momentos llegaba Ana con Christian, por lo que Carla al verla le habló para que la mirara:

— Ana, hija.

Ana la miró incrédula, pero al ver extendidos los brazos de su madre, no tuvo duda que realmente era ella, la anterior no quería ni que se le acercara, la miraba con recelo, pero esta mirada con ojos cristalinos era su verdadera madre, corrió abrazarla, el abrazo era tan intenso que casi caen, duraron varios minutos asì llorando y besando sus mejillas ambas, hasta que interrumpió Kate con el pedido de su suegra, Kate también tenía los ojos cristalizados, se sonrieron las tres, Christian solo observaba el reencuentro con un nudo en la garganta.

Ya que se calmaron un poco, Kate preguntó que iban a desayunar, pero con mucha ternura, Carla la sentó en una de las sillas, dijo que quería que nos atendiera otra chica, por lo que iría hablar con el encargado, no podía ser que ese reencuentro fuera con su nuera sirviéndoles. 

Sin contratiempos Carla se paró y preguntó dónde estaba el encargado, en un pasillo lleno de macetones de flores al final pudo localizar al gerente.

— Buenos días caballero.

— Señor Adams a sus órdenes, en que la podemos atender.

— Soy la detective Carla May a sus órdenes y vengo a pedirle dos favores, pero por el momento solicito uno que necesita su aprobación.

— ¿Alguno de los empleados está en investigación?

— No, mire usted, soy la suegra de la señorita Erèndira Lòpez, una de sus meseras, estamos de visita en Georgia y vamos a festejar en este restaurante el año nuevo, somos huéspedes del hotel y vengo a solicitar a usted por favor, si permite a mi nuera desayunar con nosotros, estamos festejando un acontecimiento familiar, me agradaría que nos apoyara para que conviva con su familia.

— ¿Hay mucha gente en el restaurante en estos momentos?

— Solo vi unas seis mesas ocupadas por el momento señor Adams.

— Tengo seis meseras, no se preocupe detective, veo quien puede auxiliar a la señora Erèndira, además, es una de nuestras mejores meseras, por un día que pase a ser cliente no le veo ningún inconveniente, salgo con usted para decirle personalmente que puede convivir con su familia.

— Le agradezco sus atenciones en verdad.

— Disculpe detective May, me dijo que eran dos cosas por solicitarme ¿Cuál es la segunda?

— Es probable que después de esta reunión familiar, mi nuera renuncie, ya que venimos por ella.

HASTA QUE TE CONOCIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora