CAPÍTULO 18 TERROR

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Más tarde, a las siete de la mañana sonó el despertador de Christian en su celular, no recordaba que estaba en casa de Ana, por lo que se estremeció al estirar su brazo y tocar un cuerpo, Ana lo miraba con una gran sonrisa, diciéndole:

— Buenos días Amor, no quise despertarte, te vez adorable cuando duermes.

— Así quisiera amanecer a tu lado todas las mañanas.

— A mí también, me das mucha tranquilidad.

— Dime que te pasó ayer, mi madre me dijo que casi no la cuentas, si no le hubieras llamado a José, no quiero ni pensar lo que me dijeron.

— Ayer fui a la comandancia Christian. — La cara de Ana se convirtió transparente y no podía hablar.

— ¿Te hizo algo tu madre? No estás sola Ana, iré hablar seriamente con ella.

— ¡NO! Por favor, déjame explicarte, como sucedió todo y necesito leer esas cartas que vienen de la cárcel, pero no quiero leerlas sola, sin saber el contenido tengo terror de lo que me enteré ayer.

— No te entiendo Ana, explícate porque tu semblante nuevamente está pálido y no quiero llevarte al hospital como paciente.

— Avisaré que llegaré tarde.

— No Ana, te dieron el día de ayer y hoy para que te recuperes, pero si sigues mal, nos tenemos que comunicar con mi madre para que hable con el director del hospital, así te dará más días.

— No necesito más días amor, necesito hablar con tu padre urgentemente, ayer, confirmé que no tengo mamá o no sé qué le pasó, pero la que se dice ser mi madre no lo es. 

Ayer llegué a la comandancia a preguntar por mi madre, para lo de su identificación, pero me llevé la sorpresa que nadie trabaja como policía en esa y en ninguna comandancia del país con ese nombre, sin embargo, el oficial fue muy atento conmigo, me indicó que mi madre trabajó en esa estación de policía y que la habían trasladado a trabajar a la prisión que leímos en las cartas.

Sin error a equivocarme de quien era esa mujer, le pedí al oficial si me decía desde cuándo mi madre se fue a trabajar a la prisión, no le dije que era su hija, solo le dije que tenía un recado de su esposo que estaba muy grave, le dije que era doctora en el hospital de Seattle, él me dijo que desde hace diez años, la enviaron a trabajar a esa prisión, fue el tiempo que esta supuesta madre le hizo daño a mi hermano.

— ¿Cómo le hizo daño a tu hermano? No te entiendo.

— Escucha:

— Hola mamá, ¿estás ocupada?

— Ese si es un milagro, tú marcándome a mí, jajajaja ¿Qué quieres, estoy ocupada en la comandancia?

— Mi abogado necesita una identificación tuya, para repartir las propiedades que dejó mi padre para nosotras.

— ¿Qué, tu padre nunca tuvo propiedades, solo esa porquería de casa que te dejó? Todo lo demás es mío, me lo heredaron mis padres, yo no necesito nada de tu padre, nada.

— Bueno, que te parece si vamos con mi abogado, y lo pones por escrito que no quieres nada de lo que mi padre te dejó y listo, no creo que haya problema por eso.

— Dime cuándo y dónde y yo llego para firmar esos documentos.

— ¿No quieres que pase a la comandancia por ti?

— ¿Estás loca? Pensarían que mi hija viene a vigilarme, te prohíbo venir a buscarme a mi trabajo.

— Está bien madre, te llamo cuando mi abogado tenga todo listo.

— Pues espero que esa sea la última vez que me molestes, ¿entiendes?

— Si mamá, quedó muy claro.

— Esa señora que se dice ser tu madre, a deber hecho algo para tener la personalidad de tu madre, si no tú padre no la hubiera aceptado en tu casa.

— Eso es lo que tengo que averiguar, mi padre nunca le reclamó cuando se fue después de que mi hermano murió, en las cartas podemos ver que hay detrás de todo esto, pero no sé si las leemos en la noche que llegues de trabajar o en frente de tu padre, porque aparte de todo esto, hay tres personas que dependen de que esa mujer pague por lo que le hizo a mi hermano.

— No te entiendo nada, solo hablas para ti, mira, no sé si mi padre estará hoy desocupado, pero le marcamos y vemos que nos dice ¿te parece?

— Si, por favor, necesito ponerlo al corriente de esto que acabo de descubrir y las cartas, y otra grabación que tengo que buscar en el cuarto de mi hermano.

— ¿De tu hermano?

— Si yo estoy espantada por lo que descubrí ayer, cuando escuches esa otra grabación, verás porque estoy atemorizada por esa señora llamada Carla May Wilkes.

— ¿Me permites bañarme? Mi madre me trajo una muda de ropa para hoy, ya que me dijo que no te dejara sola, si es necesario quedarme aquí no me molestaría, te lo aseguro bella.

— Solo báñate y desayunamos para que puedas irte a trabajar.

— Hoy te quedas a descansar, me comunico con mi padre y ya te digo que día tiene desocupado, para que le hagas entrega de lo que te pidió, sobre todo para que le digas a tu madre cuando se verán.

— Pensé que al ver a la persona que me dijo que mi madre era una delincuente, exageraba al tenerle terror, pero ahora más que nunca la comprendo más todavía, juré hacer valer la justicia para mi hermano y no descansaré en mover cielo, mar y tierra, para sacarme del corazón lo que le hizo a mi querido hermano.

— Por tu voz, fue algo terrible ¿no me digas que ella mandó matar a tu hermano?

HASTA QUE TE CONOCIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora