CAPÍTULO 10 ACONTECIMIENTO INSOSPECHADO

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Tomaron un taxi, Kate no quería porque ella no gasta en taxi, ella ahorraba lo más que podía, esperaba que a Ana le agradara la sorpresa que le iba a dar al llegar a su casa, le iba a mostrar a dos personitas por las que tuvo que huir de Seattle. Kate vivía en un departamento muy pequeño, pero tenía lo necesario, al llegar abrió la puerta, al pasar Ana, unos mini Alan salieron a su paso a saludar a su madre Kate.

— Menas tales, mami.

— Hola mis campeones, les traigo una visita muy importante, ella es su tía Anastasia.

Ana al verlos juntos se remontó a su niñez, esos niños eran la misma imagen de ella y su hermano, no había duda que eran hijos de su hermano Alan, se agachó hasta su estatura y los abrazó, empezó a llorar de tanta alegría de saber que había algo vivo de su hermano, eso haría que amara más a Kate por no cuidarse y embarazarse, pero todavía no comprendía porque su madre no debe de enterarse de sus nietos. Los peques preguntaron porque lloraba y los abrazaba muy fuerte, por lo que Ana les dijo que era por lo feliz de conocerlos.

Los niños le hacían preguntas que ella no les entendía, pero Kate le descifraba lo que preguntaban, la sonrisa de Ana era indescriptible, estaba tan desconcertada por ese acontecimiento insospechado, cuánta alegría le hubiera dado a su padre poder conocerlos, comieron todos juntos, Ana veía como su ex cuñada jugaba con ellos, embelesada con sus sobrinos se unía a los juegos, era tanta su alegría y convivencia con su nueva familia, que era raro que no pensara ni en Christian, dieron las siete de la noche, bañaron a los niños y les dieron de cenar, contaron un cuento, su vivienda era pequeña por lo que la única recámara tenía dos camas, en una dormían los dos niños llamados Theodoro como el padre de Kate y Raymond por el padre de Ana.

— Kate, no puedo permitir que vivas así, permíteme ayudarte por favor, mi padre me dejó una herencia, era para mi hermano y para mí, pero después de su muerte, cambió el testamento, ahora que sé que tienes a mis sobrinos, te daré lo que te corresponde, no te tengo que pedir permiso cuñada, por lo menos para que estés más desahogada en tus gastos.

— No Ana, de verdad soy feliz así, van a una guardería del gobierno y mi vecina de enfrente pasa por ellos, el problema es que me los deja solos una media hora, por eso salgo volando del restaurante.

— Cuántos años tienen mis sobrinos Kate.

— Tres años, de hecho cumplen cuatro años el 13 de diciembre.

— Ahora si Kate, platícame todo este enredo y que haces aquí tu sola.

— ¿Te quedarás a dormir aquí, esto es largo de contar?

— Tengo ocho días para disfrutar la Savannah, además, todas las tardes nos vamos a pasear con los niños, asì convivimos todos juntos estos días, por favor no me niegues el estar con mis sobrinos.

— Solo te pido que si les tomas fotos a mis hijos contigo, jamás las muestres en las redes sociales o en tu celular, no quiero que por un descuido tu madre se entere de la existencia de ellos, por su vida lo hago.

— Me estás describiendo a una madre que no conozco, bueno nunca la he conocido como madre.

— Pues no la conoces Ana, no sé cómo tomes lo que te voy a decir, confío en ti porque eres mi mejor amiga y cuñada, además no creo equivocarme que me quieras todavía, a pesar de abrirte los ojos de cómo es tu madre:

Todo empezó cuando me hice novia de tu hermano y cuando fueron a pedir mi mano, tu madre siempre estaba callada, ni a favor ni en contra pero se veía de mal humor, no entendía por qué, todo estaba listo para hacer los planes para casarnos después de la graduación, ya teníamos la fecha, cuando íbamos a las amonestaciones para la iglesia, un día vi a tu hermano discutir con tu madre en la iglesia acaloradamente, no quise intervenir y me acerque lo más que pude para escuchar lo que decían, estaban tan acalorados en la plática que no me vieron que estaba cerca de uno de los confesionarios, como pude me metí a él y así los escuchaba mejor, mi sorpresa fue que tu madre le dijo que nunca iba a permitirle casarse conmigo, él decía que su felicidad era yo, pero casi me desmayo cuando tu madre le dio una bofetada, le dijo que eso jamás sucedería, ya que ella lo amaba, pero eso no fue lo peor Ana, ella le dijo que la única mujer que lo satisfacía sexualmente era ella.

— ¿Mi madre violó y sedujo a mi hermano? ¿Cuándo? ¿Cómo que no nos dimos cuenta mi padre y yo?

— Después me enteré por boca de tu hermano que fue desde adolescente, cuando estábamos en secundaria, me confesó que ella lo violó y que iba a poner una demanda por lo que le hizo, pero ella se rió que nadie le iba a creer, porque ella era policía y diría que el consumía drogas, hasta podía hacer que le encontraran alguna en su casillero, tu hermano le dijo que hiciera lo que quisiera, pero que él me amaba y que conmigo tenía placer, que con ella era asco lo que le hacía hacer, pero que eso se había terminado desde que entró a la Universidad, ella lo acosaba, pero ya se podía defender.

— ¡Oh por Dios Kate! Que hiciste para que no te descubrieran.

— ¿Qué hice? salí del confesionario y enfrenté a tu madre, le dije una mentira, comenté que había grabado todo lo que discutían y que iría a prisión por pedofilia, trató de quitarme mi celular pero tu hermano le detuvo sus manos, a partir de ahí tu madre se dio a la tarea de acosarme hasta que le entregara la grabación, tu hermano me pidió perdón por no haberme dicho lo que tu madre le hizo, pero que me amaba y no me iba a dejar nunca, me dijo que....... Primero muerto que dejarme en manos de tu madre, por eso ella no hacía nada por meterse en nuestra vida, pero ahí mismo juró que un día me mataría si mostraba esa grabación.

Tu hermano me dijo que la discusión que tuvieron ese día, era porque tu madre le prohibió confesarse, no quería que el sacerdote supiera la clase de mujer que era, por eso a veces la veíamos cerca cuando íbamos a las amonestaciones, yo le dije a Alan que a la hora de la Universidad lo podía hacer si se sentía mejor en confesarlo, así lo hizo y cuando tu madre se enteró estaba fùrica, nos amenazó que jamás seríamos felices.

De hecho, la seguíamos amenazando, le mandamos esa grabación donde ella nos amenazó si decíamos algo, desafortunadamente no dijo el motivo, pero era su voz amenazadora. A tu hermano se le ocurrió algo que no era legal, pero solo así iba a ver evidencia de lo que hizo, grabó su confesión ante el sacerdote, el sacerdote le dijo que la demandara ya que había cometido un delito de incesto, Alan me dijo que cualquier cosa, haríamos otra copia, una la tengo yo y Alan la guardada dentro de uno de sus balones de colección, en uno de fut bol americano marca Wilson, queríamos mandarlo como llegó a grabación de Jack y sus amigos, pero aquí se tendría que hablar con un superior de la iglesia, para que pueda ser prueba esa confesión.

HASTA QUE TE CONOCIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora