Llegaron las vacaciones de diciembre, Ana tenía dos semanas de vacaciones las cuales siempre disfrutaba navidad y año nuevo, aunque había muchos accidentados en esas temporadas, sus amigos José y Mía se quedaban en esa temporada, ya que ellos siempre solicitaban los días después de esas festividades, los viajes, la ropa, el transporte salían más baratos.
Cuando Christian salìa de vacaciones en diciembre, Elliot se quedaba en el consultorio, solo no trabajaba el 24 y 25 de diciembre, ni 31 de diciembre y 1° del año siguiente, por ende tampoco trabajaba el día de acción de gracias, lo pasaba con sus padres, su hermana era casada y él seguía enamorado de su vecina Kate, ahora que Christian sabía de su existencia, le preguntó a su querido amigo.
— Elliot, querido amigo ¿Si supieras que Kate es viuda y tiene gemelos te casarías con ella?
— Yo sería el hombre más afortunado de la tierra, esa pregunta se la deberíamos hacer a ella, ¿no crees? Quien te contó de ella, por algo me lo preguntas.
— Conozco a alguien que sabe dónde vive, pero quiero decirte un gran secreto, nadie debe saber dónde está, su vida y la de sus hijos corre peligro de muerte, no es película de vaqueros ni otro rollo amigo, es en serio, yo me enteré de casualidad y me acordé de ti, la fotografía en tu consultorio lo dice todo, cuando la miras, tu energía es vital, te he oído hablarle a la foto, ahora te entiendo porque yo he encontrado el amor al lado de Ana, me siento en las nubes, quisiera que nunca se despegara de mí, que su boca estuviera siempre unida a la mía.
— ¿Puedo apoyarla en estos momentos?
— No amigo, en estos momentos no es posible, yo te aviso cuando sea seguro que la visites, igual necesita apoyo de un buen hombre, pero sí estás dispuesto a conquistarla para bien, no le prometas algo y no cumplas, porque si no, no vale la pena que la busques.
— Si me dices donde está, te juro que me pongo a sus pies, no sé cómo he podido vivir sin ella, su saludo, su sonrisa, su buen humor antes de que escogiera a su novio, en Halloween salíamos disfrazados y pedíamos dulces, si a ella le daban más que a mí ¿sabes que hacia hermano? Juntaba mis dulces y los de ella y los repartíamos por igual, si sobraba uno lo partíamos a la mitad, lamento haberme ido a Harvard, porque ahí conoció al padre de sus hijos, me imagino.
— ¿Nunca le dijiste que la amabas?
— No, pensé que ella se iba a dar cuenta sola, yo era atento con ella, caballeroso, detallista, en su cumpleaños era el primero que invitaba, ahorraba algunos dólares para comprarle un regalo, igual ya se deshizo de ellos, pero yo conservo todos los que ella me dio en mi cumpleaños, ella le iba a los marines de Seattle beisbol, a mí ni me gusta ese deporte, pero como a ella le gustaba, salíamos a jugar a la calle, me regaló una gorra, después un bate, luego una pelota de beisbol, todo lo que a ella le gustaba me regalaba, tú has visto mi recámara amigo, todos esos banderines, pelotas, gorras y de más de los marines, son regalos de ella para mí.
— A Ana le gusta el karate y defensa personal, su padre que era militar les enseñó a ella y su hermano para defenderse, por lo que vi en su recámara, tiene una bicicleta fija y una caminadora, por eso el cuerpo que tiene, me vuelve loco con su ropa, me provoca tantas cosas, además, quisiera que fueras mi padrino de bodas, todavía no le voy a pedir que se case conmigo, hasta que resuelva lo de su problema familiar que tiene.
— Si la llegases a ver antes que yo a Kate dale este anillo, siempre me lo pongo en el meñique porque no me queda en los otros dedos, dile que la mando a saludar y que no se le olvide la promesa que le hice, por favor, ya después me informas que te dice.
— ¿Y no me vas a decir que le prometiste? soy tu único y verdadero amigo.
— Pero ese único y verdadero amigo, no me quiere decir en donde está.
— Te juro por Dios y mis padres que no te lo puedo decir, pero te prometo que en cuanto pueda, te daré santo y seña en donde la localizas, ya tú harás el resto por conseguir su amor.
Dos días después, Ana y Christian llegaron al hotel Savannah, se hospedaron en la misma habitación, el beso que se dieron fue de pasión, sin tanto miramiento, se empezaron a desvestir, ella a él y él a ella, ya desnudos Christian recorrió todo el cuerpo de Ana con besos, al llegar a sus pechos los mordió despacito, Ana sintió como se humedecía, era una sensación placentera, después ambos pensaron lo mismo, Christian bajó su mano al sexo de Ana, Ana empezó a subir y bajar el pene de Christian, ambos entraron en un calor embriagador, no era necesario que Ana le dijera que era virgen, eso no le preocupaba, solo quería perder su virginidad con el primer amor de su vida.
Christian, la llevó a la cama y la recostó, él se colocó por encima de ella, sin dejar caer su peso, lentamente recorrió los senos de Ana con sus manos, después mordió el del lado derecho, siguió con el izquierdo, después una de sus manos de Christian fueron directo al clítoris de Ana, Ana gimió y cerró los ojos, los abrió de golpe cuando sintió estremecerse al sentir un maravilloso orgasmo, cuando Ana se restableció de su orgasmo, Christian se paró de la cama, recordó que traía en su maleta los condones, dejando a Ana sorprendida, ella lo observo que hacía, al ver que buscaba algo con urgencia en su maleta, sonrió al descubrir la tira de condones, Ana le envió un beso con la mano.
Enseguida Christian se colocó el condón, su miembro estaba muy duro y le dolía, necesitaba sentir placer con la mujer que ama, se volvió a colocar como estaba anteriormente, sus brazos fuertes los puso a los costados del cuerpo de Ana, fue introduciendo su pene poco a poco, no necesitaba Christian explicarle que le dolería, eran médicos y sabían cada uno lo que pasaría aunque fuera la primera experiencia de amor para los dos.
Ana se sentía plena con las caricias de Christian, en cuanto Christian introdujo su pene, Ana grito pero de satisfacción, mientras más entraba y salìa Christian de su sexo, ella sentía una excitación exquisita, única, sintió como el cuerpo de Christian se tensó, ella al mismo tiempo sintió temblores y ambos descargaron sus fluidos, su respiración era muy rápida, se colocaron de lado, Christian la recargó en su pecho, abrazó el cuerpo de Ana y se taparon con las sábanas, se quedaron dormidos hasta el día siguiente.
Christian despertó primero, abrió los ojos y descubrió que Ana estaba aferrada a su cuerpo, sus piernas estaban en sus muslos y su cabeza en su pecho, su cabello esparcido en su brazo, no se levantó, recordó como hicieron el amor la noche anterior.
Ana se estiró como estaba acostumbrada, al sentir el cuerpo de Christian, abrió un ojo primero, al ver que Christian la observaba sonrió, dándole los buenos días.
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HASTA QUE TE CONOCI
FanfictionPara Anastasia Steele, su profesión es lo más importante, le apasiona y lo hace a la perfección, en su casa cuida de su padre enfermo, en lo personal su vida es monótona, hasta que un paciente se suma a su vida sentimental, un sentimiento que nuca h...